‘El Sida me lo contagió mi esposo’
La vida de Maricela dio un giro de 180 grados en apenas un segundo. Escuchó las palabras del médico y su cerebro parecía no procesar lo que le decían. -Usted tiene SIDA-, le dijo tajante el médico. “Sentí que me derrumbaba, no alcanzaba a comprender lo que me decía aunque las palabras eran tan claras, pero me negaba a entenderlas”, relató Maricela. Su cerebro cuestionaba miles de preguntas que ni siquiera el galeno, le pudo contestar. “Yo quería saber cómo me había contagiado, nunca había donado sangre, no me habían inyectado recientemente, no tenía relaciones más que con mi esposo”, declaró Maricela. Fue entonces que la duda la asalto: “¿Mi esposo?, no por Dios”, gritó furiosa. Camino a su casa, pensaba de qué forma abordaría el tema con su esposo, de qué manera le pediría que se realizara un examen. “¿Y si el está bien, si el no está enfermo, me va a preguntar cómo me contagie?”.---- ENFERMA Maricela comenzó a sentirse débil, con dolor intenso en todo el cuerpo. “No fue de golpe, es decir, comencé con cansancio pero pensé que era por el trabajo, el estrés de la casa y esas cosas, pero luego, dolores de cabeza, de cuerpo y me diagnosticaron una gripe común”, dijo la mujer. Asegura que su esposo siempre fue alérgico a todo desde que se casaron. “Estornudaba por el polvo, el perro, el aire acondicionado, los juguetes de peluche, el aromatizante del carro, de la casa y hasta el olor de la ropa, siempre vivía enfermo de gripe”, contó Maricela. Estos síntomas, nunca le provocaron pedir una revisión intensa pues asegura, su esposo padecía siempre a causa de enfermedades virales. “En una ocasión me sorprendí porque comenzaron a salirme unas ronchitas en la piel, pero no les di importancia porque así como salían, se retiraban y no me daban comezón, ni me dolían”, explicó. Sin embargo, comenta que su salud comenzó a decaer y esto la llevó a realizarse una gran cantidad de estudios.---- LA VERDAD Maricela esperó la llegada de su esposo y tranquilamente, le contó los resultados de los exámenes. “Tengo SIDA, no sé cómo me contagie, no encuentro una respuesta, no sé que voy a hacer y no sé cuánto tiempo me queda de vida”, declaró la mujer. Su esposo no gritó, no cuestionó las palabras de Maricela y simplemente, la abrazó para romper a llorar. “Lloraba y lloraba, cuando por fin pudo hablar me dijo que el había sido diagnosticado con Sida desde hace nueve años y que nunca me lo había dicho por temor a que lo dejara”, declaró. La reacción de esta ama de casa y madre de un niño fue la de un volcán en erupción. “Enfurecí, le grité, lo maldije porque aun sabiendo que tenemos un hijo, nunca me dijo, no confío en mí y al contrario, me contagió. Sabiendo lo que yo tenía, no me dijo nada y dejó que esto creciera”, dijo la entrevistada. Para su mala fortuna, la enfermedad avanzaba a pasos agigantados y aunque se ha mantenido a base de medicamentos, sabe que la vida, no le dará una segunda oportunidad. “Los dos estamos en tratamiento, pero para qué nos hacemos tontos, no vamos a llegar a nada, sólo nos mantenemos estables un tiempo y luego nuestra salud, de repente, se viene abajo”, destacó. Están condenados asegura, a una muerte lenta donde desafortunadamente, su hijo y su familia, están siendo testigos de lo devastadora que es esta enfermedad.