El que perdona...

Tigres desaprovechó localía y empata sin goles ante River Plate en la ida de la final de la Libertadores

Monterrey, N.L.Jürgen Damm tuvo en sus pies la ventaja para Tigres en la ida de la Final de la Copa Libertadores. La tuvo dos veces... se pasó de compartido.Al 84’, el recién llegado volante por derecha se quedó solo frente al portero de River, Marcelo Barovero, a pase de Jesús Dueñas. Damm amagó primero cuando tenía para tirar; tuvo otro tiempo para realizar el disparo y prefirió tratar de burlar al arquero. Terminó por llegar a línea de fondo para tirar una diagonal que nadie remató.La jugada resume el 0-0. Querer y no poder. Tener y no aprovechar. Y también el juego de River, que no se echó atrás, pero no tiró para adelante. Que movía la pelota a discreción, con más intención de mantener el cero que de agredir.Tras la llegada de Damm, la más clara, Tigres se desató. Intentó con todas sus armas, que son muchas, pero no pudo.Tigres sólo se vio superado por el manejo de juego del visitante, que llegó al Universitario con la intención de desesperar. Todo iba bien.La sonrisa socarrona de algunos jugadores de River cuando Arias decidió parar al 25’ para hidratarse mientras los de Tigres reclamaban que se cortara el juego, fue evidencia de que la partida táctica la estaban ganando los argentinos.Sí, porque justo antes, al 18’, un centro de Egidio Arévalo, que se desvió el Ramiro Funes Mori, dio en el travesaño; luego, un cabezazo de Gignac fue a dar a la zona donde se ubicaba Barovero.River apenas tuvo una clara, de Lucas Alario, a quien una mano salvadora de Nahuel Guzmán le robó el balón. Después, cancheros.Todos los defensas del “Millo”, incluso los amonestados Vangioni y Gabriel Mercado, jugaron al filo de la navaja y les salió. De hecho, al 54’ Funes Mori sacó de quicio a Damm, quien lo agredió con un manotazo por el que pudo haber visto la roja.Cero a cero con ventaja para River; Tigres, sin embargo, no puede darse por muerto.