WASHINGTON
“De verdad es importante. Te dan las fechas y simplemente despejas tu agenda”, dijo Walsh, exalcalde de Boston.
Recuerda cómo 300 personas llenaron una sala para escuchar a Julián Castro, entonces secretario de Vivienda y Planificación Urbana. “Hablaba en nombre del presidente Obama y el vicepresidente Biden, y la gente estaba pendiente de cada palabra”.
Ahora Walsh es secretario de Empleo y se ve al otro lado del escenario, recorriendo el país para presentar el Plan de Empleos Estadounidenses del presidente Joe Biden. Mientras el enorme paquete de infraestructuras pasa por las complejas negociaciones en el Congreso, Walsh y un puñado de secretarios del gobierno han emprendido una atareada ruta para promocionar el plan y los proyectos de Biden en general.
“Está claro que el gobierno ha decidido llevar su mensaje de gira”, dijo Ravi Perry, responsable del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Howard. “La cantidad de viajes, cuánto han viajado (...) de verdad ha habido un cambio”.
Desde principios de mayo, los miembros del gobierno de Biden han hecho docenas de apariciones en televisión y viajado por todo el país para defender los planes del mandatario en una ambiciosa campaña.
“No se me ocurre un equivalente a esta clase de despliegue”, dijo la secretaria de Vivienda, Marcia Fudge, que en las últimas semanas ha viajado a Newark, Nueva Jersey; Kansas City, Missouri, y Tulsa, Oklahoma. “Somos una extensión del gobierno. Llevamos el plan del presidente”.
La campaña es especialmente llamativa en un momento en el que el país sale de forma gradual de los cierres asociados a la pandemia del COVID-19. Aunque las restricciones a aglomeraciones masivas se están levantando en todo el país, varios secretarios señalaron que la gente aún no está de ánimo para grandes mítines políticos.
“No hay multitudes, por supuesto”, dijo Walsh, que extraña la intimidad de las comidas de trabajo sin restricciones de distanciamiento social. “Restringe mucho lo que puedes hacer. Quieres estar con gente”.
Buena parte de los viajes han sido tarea de los secretarios relacionados con el plan de empleos: Walsh; Fudge; el secretario de Transportes, Pete Buttigieg; la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo.
Buttigieg, que ha dicho que estaba “deseando salir de gira desde el primer día”, señaló que la presencia de un secretario del gobierno da una cierta categoría. Quizá más que otros puestos del gobierno, señaló, los secretarios son una extensión directa del presidente y sus políticas.
“Representas al gobierno y al presidente”, dijo Buttigieg, que ha viajado a Carolina del Norte, Georgia y Tennessee. “Es una forma de hacer saber a la gente que es importante”.
Biden presentó el grupo informal del Gabinete de Empleo en abril y dijo a los periodistas que se pediría a los cinco secretarios “que asuman una responsabilidad especial para explicar el plan al público estadounidense”.
Algo que facilita la tarea es que varios de los secretarios son exalcaldes, como Buttigieg y Walsh, o exgobernadores, como Granholm y Raimondo, lo que les permite encontrar terreno común con empresarios y funcionarios locales, explicó Anita Dunn, asesora de alto nivel del presidente.
En declaraciones por teléfono durante una visita a Virginia Occidental, Granholm señaló que su principal objetivo en ese viaje era tranquilizar a los ciudadanos de un estado dependiente de la minería del carbón, y asegurarles que los planes de energía limpia de Biden no destruirán su economía. Como exgobernadora de Michigan, Granholm comparó Virginia Occidental con su estado natal cuando la industria automotriz empezó a contraerse.
“Veo ese temor y nerviosismo cuando toda la economía y la identidad de un estado gira en torno a un sector que se está contrayendo. Veo cuando una comunidad está en un mal momento”, dijo.
Su visita, señaló, “significa que al presidente de Estados Unidos le preocupa profundamente”.
La estrategia marca una ruptura respecto al gobierno anterior. Los secretarios del expresidente Donald Trump ofrecían discursos antes de la pandemia, pero en general Trump prefería ser su propio mensajero y defensor, ya fuera en Twitter, en entrevistas con medios afines o en sus conocidos y alborotados mítines, en los que él era la estrella.
“Es un enorme cambio en cómo utiliza el presidente a los miembros del gabinete”, dijo Perry. “Lo que vemos aquí es una rama ejecutiva mucho más descentralizada. En algunos aspectos, es un regreso a la normalidad en términos de diplomacia nacional”.