Cronista Municipal de Reynosa
Poco es lo que se ha contado sobre los protagonistas de Reynosa durante la lucha armada de la Revolución Mexicana, así sean porfiristas, antireeleccionistas, maderistas, huertistas, constitucionalistas (carrancistas), almazanistas o simples ciudadanos en esos años. En diferentes ocasiones Reynosa fue de cierta forma testigo y en parte escenario de eventos del conflicto armado en diferentes etapas de la revolución.
Hace algunos años que el Archivo Municipal de Reynosa recibió una colección de documentos rescatados por el segundo Cronista Municipal de Reynosa, Lic. César Humberto Isassi Cantú. Estos documentos son parte ahora de la Serie Nassar-Cavazos del Fondo Reynosa Contemporáneo en dicho archivo. En ella se encuentra la “Hoja de Servicio Militar” (incompleta) elaborada de puño y letra por el Capitán 1º don Eligio Cavazos.
Este personaje estuvo casado con doña Isidora Cantú de Cavazos, ambos originarios de Reynosa. Fueron los suegros de uno de los más importantes empresarios de Reynosa, el libanés naturalizado reynosense, Antonio Nassar Hatem, dueño del renombrado comercio el Puerto de Matamoros, ubicado en la esquina de las calles Morelos y J. B. Chapa.
CONTRA HUERTISTAS
Escribió en su Hoja de Servicio el Capitán Eligio Cavazos, que fue el día 14 de marzo de 1913 cuando cruzó el río Bravo desde el lado americano, donde se encontraba trabajando. Se había propuesto ayudar a la causa de don Venustiano Carranza para restablecer el orden público después de los asesinatos de el Presidente Francisco I. Madero y el Vicepresidente José Pino Suárez.
Don Eligio lograría conseguir armas, municiones y uniformes a varios jefes constitucionalistas durante la revolución. Muchas veces logró colocar el ganado que le daban dichos jefes, para hacer las compras. El General Lucio Blanco le encomendó comprar doscientas carabinas y la dotación correspondiente de parque.
En Reynosa se le juzgó de propagandista revolucionario siendo perseguido con frecuencia, logrando burlar a los huertistas. Así permaneció hasta el día 10 de mayo de 1913, cuando las fuerzas del General Lucio Blanco atacaron al pueblo de Reynosa.
Él se encontraba en Estación Anzadúas cuando llegó un tren militar que venía en auxilio de los que sostenían a las tropas de Victoriano Huerta en Reynosa. Rápidamente él y dos de sus compañeros fueron detenidos, declarándolos bandoleros. Fueron inmediatamente llevados para ser fusilados.
Formándolos en línea, cuenta Eligio Cavazos años más tarde, que en ese momento iba a tomar la derecha, pero tocó punto de atención el clarín y se colocó en el centro de sus dos compañeros. Ordenándoles a la vez dieran un paso al frente se hizo una descarga con rapidez sobre el que ocupó la derecha. A éste desafortunado enseguida le echaron una soga en el cuello lo levantaron de la cabeza y los pies, colgándolo de un poste del telégrafo del Ferrocarril.
Uno de los militares, que se apiadó de él, le dio un golpe con la carabina que portaba diciéndole: “súbase pronto al carro, ya le arreglaremos sus cuentas más allá.” Pues sucedió que al llegar a un puente quemado por las tropas constitucionalistas de Lucio Blanco no pudieron proseguir hacía Reynosa. Esto lo habían hecho para evitar el avance de dicho tren. Una nota periodística en el Heraldo de Brownsville explica que ese tren llegó tarde al día siguiente de la batalla de Reynosa, hasta el 11 de mayo.
Para entonces los vagones de los trenes enviados desde Matamoros habían sido incendiados y las tropas constitucionalistas se habían retirado hacia el este de Reynosa, a la Hacienda de Río Bravo. De ahí del puente incendiado, retrocedió el tren llevando a su compañero y a él hasta Estación Aldamas en el Estado de Nuevo León, de donde se escapó, logrando en cuatro días incorporarse a las fuerzas constitucionalistas. Lo tenían por muerto, pero luego que llegó a Reynosa se presentó ante el Capitán José Chapa, quién estaba a cargo de la guarnición en ese momento.
Explica que el trabajo que se le encargó era de mucho peligro por la vigilancia que mantenían los espías de Huerta en el lado americano. A Reynosa llegó el teniente Coronel Francisco Artigas, quién le encomendó la compra de carabinas, municiones y 24 monturas. El armamento lo logró cruzar por un lugar oculto, pero las monturas las pasó por Hidalgo, por el vado real con el apoyo de su amigo, jefe de la Aduana de Reynosa, quién corría el riesgo de perder el empleo y ser encarcelado si hubiese sido descubierto. Estas serían las primeras monturas que pasaron por el vado público de Reynosa.
Poco después, llegaron al mismo pueblo de Reynosa el Coronel Navoa y el Capitán José Cavazos, quienes posteriormente lograrían el grado de general. Estos le pidieron buscara una persona (Jesús Vela) en el lado americano para que les comprara una partida de potrillos y muletos. Con el producto de la venta, con un valor total de $4000.00 pesos oro, adquirieron armamento y municiones para emprender el segundo ataque a la Plaza de Monterrey. Eligio decía que lo hacía sin recibir “la más mínima retribución… pues su único deseo era ayudar a la causa.”
A Eligio se le pidió el reclutamiento de personas, las cuáles entregaba a los Capitanes José Longoria y Apolinar Iglesias; esto era para formar la Guardia Social que daba protección al pueblo de Reynosa. Quedó dicha guardia bajo su mando recibiendo el nombramiento de Capitán 2º por el General Brigadier Luis Caballero, el 14 de marzo de 1914. En Reynosa, narra que participó en las persecuciones del bandolero José Castillo y otros cabecillas que lo acompañaban.
CONTRA VILLISTAS
Al derrumbarse el gobierno de Victoriano Huerta en agosto de 1914, había comenzado una fase de la lucha entre las facciones revolucionarias por el poder. Quedaron claras las irreconciliables diferencias entre Francisco Villa y Venustiano Carranza en la Convención Revolucionaria de Aguascalientes.
En enero de 1915 la plaza de Monterrey había caído en manos de la División del Norte. El general Villa desde ahí ordenó el asalto a Tampico y envió tropas a las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo y Matamoros que se encontraban en manos de los carrancistas.
El 19 de marzo de 1915 un pequeño contingente de las fuerzas de Villa tomó los Aldamas, Nuevo León, lugar estratégico donde había estado el cuartel del Ejército Constitucionalista. Las tropas carrancistas comandadas por el general Ildefonso Vásquez, habían sido derrotadas en los Ramones y en los Herreras en Nuevo León y viajaban en retirada a lo largo de la vía del ferrocarril hacia Matamoros.
A principios del año de 1915, el Capitán Eligio Cavazos había pasado a formar parte del 2º Regimiento de Caballería de la 1ª Brigada Tamaulipas del Ejército Constitucionalista. Fue designado para vigilar Estación Anzaldúas, al poniente de lo que es actualmente el centro recreativo la Playita, donde se pensaba pudieran entrar el enemigo desde el lado americano.
Después del 19 de marzo, fue enviado con su gente río arriba a incorporarse con el destacamento del Capitán 1º Luciano Fuentes en Reynosa Díaz, para ser un reconocimiento del enemigo en el sitio de San Miguel de Camargo (actualmente Díaz Ordaz). Estando ahí se le pidió replegarse río abajo hacia el este y reunirse con el 1º y 2º Regimientos que acampaban en Estación Argüelles, pasándose a retirar hasta la H. Matamoros.
Ahí, el Capitán ocupó posiciones en las trincheras bajo la dirección del General Emilio P. Nafarrate. Eligio peleó en Matamoros en el frente con el 2º Regimiento en una sección de ametralladoras al mando inmediato del Coronel Alonso M. Velasco, quien había estado estacionado con 60 hombres en Reynosa antes de la retirada a Matamoros. Explica Eligio que fue en ese lugar donde atacaron con una “furia inaudita” la Brigada Villa de los Generales José Rodríguez y Absaúl Navarro.
Estando en la línea de fuego tenía la tarea de entregar el parque a los soldados. Le tocó atravesar en varias ocasiones la línea de fuego. En una de las veces, una bala le arrebató su máuser y le pegó en la caja de su cuerpo. Aun así, alcanzó a recoger su arma para seguir disparando. Éste fusil lo conservó por muchos años durante su vida. Fue en ese lance de armas del día 27 de marzo de 1915, que quedó inhabilitado para seguir su servicio en el ejército, como lo demostraba el certificado extendido por el Teniente Coronel Alonso M. Velasco. Se sabe por otras fuentes históricas que en ése enfrentamiento el resultado fue de 200 muertos y 400 heridos de los villistas y pocas bajas entre los carrancistas.
Fue el 1º de abril de 1915 que el General Nafarrate lo elevó a Capitán 1º en el cuerpo de la 1ª Brigada Tamaulipas, dentro de la 5ª División del Ejército Constitucionalista del Noreste. Aunque con problemas de una hernia ocasionada por el trabajo realizado en las trincheras, participó todavía en la defensa de la Plaza de Matamoros, Ciudad Victoria y en otras batallas en el sur de Tamaulipas y otros lugares en San Luis Potosí.
Este personaje que luchó por sus convicciones constitucionalistas vivía después en Reynosa en una casa ubicada en la intersección de las calles de Allende y J. B. Chapa, tenía varias propiedades en esta ciudad y su rancho al poniente en los Anzaldúas y los Cavazos. Fue miembro de la Unión Nacional de Veteranos de la Revolución.