El Barcelona se lo pasó al fin pipa con el balón en los pies, equipo de velocidad endiablada y recursos ofensivos que fue demasiado para el Atlético de Madrid, blandiblú del bueno en su área. Triunfo de mérito para los azulgrana, que se encaraman a la cuarta posición tras descabalgar del puesto al conjunto de Simeone.
Fue el Barça un torbellino por la banda derecha, con Adama actuando de Correcaminos y Mario Hermoso de coyote, al punto de que tuvo que bajar Carrasco para las ayudas. Pero ni con esas porque el extremo, fichaje invernal, arrancaba y se marchaba para acabar las jugadas con un centro. Como ese que remató Gavi y que sirvió para poner las tablas. Resulta que el Atlético se había adelantado con una contra de manual catapultada por Luis Suárez y definida por Carrasco. Pero el Barça ni se inmutó, equipo que al fin recuperó el molde porque con tres delanteros hechos y derechos conseguía que el Atlético no le presionara arriba y le diera tiempo para componer su fútbol. Ahí brillaba Gavi el pillo, Pedri el superdotado y también Alves y Alba, que podían correr la banda o bien utilizaban los pasillos interiores si los extremos se abrían. Así llegó el segundo tanto, centro del lateral derecho y volea del zurdo que dejó a Oblak boquiabierto. El tercer tanto llegó a balón parado, después de un centro de Alves y un remate Piqué que se estrelló en el larguero pero que Araujo hizo bueno al recoger el rechazo.
Pero Alves tenía más porque tras el entreacto resolvió con una llegada desde atrás un centro desde la izquierda para batir de nuevo a Oblak. Jauja para el Barça que Luis Suárez pudo estropear en parte después de lograr su gol desde dentro del área chica. Del resto del susto se encargó el mismísimo Alves porque le dio a Carrasco una patada por detrás y fue expulsado cuando restaban 20 minutos para acabar el partido. Pero al Atlético le costó horrores coger la iniciativa y se cerró bien el equipo azulgrana, que se llevó la victoria y también la sensación de que al fin el Barça ya sabe a lo que juega.