WASHINGTON — El vicepresidente de Microsoft para seguridad y confianza del cliente, Tom Burt, dijo a los miembros de la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Representantes que las agencias federales en años recientes han estado presentándole a la compañía entre 2.400 y 3.500 órdenes secretas por año: entre siete y 10 por día.
“Lo más chocante es lo rutinarias que se han vuelto esas órdenes secretas cuando las agencias del orden apuntan a correos electrónicos, mensajes de texto y otros datos de los estadounidenses guardados en la nube”, dijo Burt, al describir el vasto espionaje clandestino como un cambio mayor en las normas históricas.
La relación entre las agencias del orden y los gigantes tecnológicos ha atraído nueva atención en semanas recientes con revelaciones de que fiscales del Departamento de Justicia de la era de Donald Trump obtuvieron, como parte de investigaciones de filtraciones noticiosas, los registros telefónicos no solamente de periodistas, sino también de congresistas y sus asistentes.
Microsoft, por ejemplo, estuvo entre las compañías que entregaron datos bajo una orden judicial y que, debido a una orden de mordaza, tuvieron que esperar más de dos años antes de revelarlo.
Desde entonces, el presidente de Microsoft, Brad Smith, llamó al fin del uso excesivo de órdenes secretas, argumentando en un artículo de opinión en el diario Washington Post que “los fiscales están explotando demasiado la tecnología para abusar de nuestras libertades fundamentales”. El secretario de Justicia, Merrick Garland, ha dicho que su departamento abandonará la práctica de confiscar los documentos de periodistas y que formalizará pronto esa decisión.
Burt es uno de los testigos en una audiencia en el panel de asuntos jurídicos sobre soluciones legislativas potenciales para investigaciones intrusivas sobre filtraciones a los medios.
Burt dijo que, aunque la revelación de que fiscales federales habían solicitado datos de periodistas y figuras políticas era sorprendente para muchos estadounidenses, la magnitud del espionaje es mucho mayor.
Criticó a los fiscales por buscar instintivamente que se mantenga el secreto a través de pedidos trillados que “les permiten a las agencias del orden simplemente afirmar una conclusión de que es necesaria una orden de secreto”.