Los residentes no respondieron a una serie de preguntas sobre sexo, raza, origen hispano, relaciones familiares y edad, incluso cuando proporcionaron un conteo de la cantidad de personas viviendo en la casa, según documentos difundidos por la agencia. Los analistas tuvieron que llenar los vacíos.
Los documentos muestran que entre 10% y 20% de las preguntas no se respondieron en el censo 2020, dependiendo de la pregunta y el estado. De acuerdo a la Oficina del Censo, fases posteriores de procesamiento muestran que las tasas reales fueron más bajas.
Las tasas habían promediado entre el 1% y 3% en 170 años de censos previos en Estados Unidos, según el demógrafo de la Universidad de Minnesota Steven Ruggles.
La información es importante porque los datos se usan para determinar distritos legislativos. Esos datos, que la Oficina del Censo publicará el jueves, también se usan para distribuir 1,5 billones de dólares en fondos federales cada año.
Los documentos, hechos públicos en respuesta a una petición de transparencia de registros por parte de un grupo republicano, no arrojan mucha luz sobre por qué se dejaron sin responder las preguntas, aunque abundan las teorías. Algunos observadores dicen que el software usado en el censo — el primero en el que la mayoría de los estadounidenses podían responder en línea — permitía brincar preguntas. Otros dicen que la pandemia complicó contactar a personas que no respondieron.
La confusión sobre algunas preguntas, incluida la tradicional incertidumbre entre los hispanos sobre cómo responder la pregunta de raza, pudo haber sido un factor, pero algunos expertos señalan una posibilidad más siniestra. Dicen que el intento del gobierno de Donald Trump de acabar el conteo antes y los fallidos intentos de poner una pregunta de ciudadanía y excluir a personas que estaban sin autorización en el país, tuvieron un efecto negativo.