WASHINGTON
Frente a la invasión militar de Rusia a Ucrania, Estados Unidos y una alianza de naciones europeas desplegaron una serie de medidas enfocadas a ahorcar a la economía rusa, con el objetivo de provocar una revuelta para acabar con la presidencia de Vladimir Putin.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sus homólogos del Grupo de los 7 países más industrializados del planeta y los líderes de otras naciones de Europa se abstuvieron de usar la guerra como defensa de Ucrania y en su lugar aplicaron sanciones económicas que borrarán por lo menos 3 billones de dólares en ingresos a la economía de Rusia.
Para Biden la estrategia de usar contra Putin los cimientos del andamiaje capitalista, el sistema financiero, la tecnología y recursos naturales, tiene como finalidad provocar un levantamiento social de los rusos contra su presidente ante los padecimientos económicos que resentirán.
No obstante que Biden nunca mencionó la generación de un hartazgo o levantamiento social de los rusos o hasta la posibilidad de provocar un golpe de Estado contra Putin, la táctica de Washington y de Europa no tiene otro objetivo con las sanciones, que equivalen a unos 3 billones de dólares.
Biden aclara que el ahorcamiento de la economía rusa “va a tomar tiempo”, no hay duda de que esto debilitará a Putin como líder de una sociedad y también como comandante en jefe de sus fuerzas armadas, que se verán por igual dañadas con los castigos económicos.
“La noción de que esto va a durar mucho tiempo es altamente improbable mientras tengamos la determinación de imponer las sanciones a Rusia”, insiste Biden, quien tachó a Putin de “paria” ante la comunidad internacional por lanzar una guerra injustificada contra Ucrania.
Jen Psaki, la vocera de la Casa Blanca, anunció la tarde de este viernes 25, que el Departamento del Tesoro imponía sanciones financieras y congelaba cuentas bancarias bajo jurisdicción estadunidense a Putin y a su canciller, Serguéi Lavrov.