Don Antonio viajó por primera vez a los 96 años y ahora quiere recorrer el mundo

El español Antonio Quiles comenzó a mirar programas de viajes y notó que no era tarde para conocer otros países; Tengo una energía que ni yo me la creo, dijo

No es cierto eso de que hay ciertas edades para determinadas cosas. Siempre hay tiempo para hacer lo que a uno le gusta: estudiar, enamorarse, viajar. El español Antonio Quiles es la prueba. A sus 97 años, comenzó una aventura con su nieto que lo llevó a conocer ciudades que jamás pensó pisaría.Era el año 2016 y pasaba sus días frente al televisor, mirando deportes. Hasta que su nieto Lluís Martínez Quiles le recomendó que para entretenerse sintonizara un canal de viajes y con esa simple frase encendió la llama: Antonio se enamoró de todo lo que allí vio y se preguntó si todavía había tiempo para él. Su nieto no lo dudaba, por lo que empezó a buscar vuelos para compartir junto a su abuelo y así ambos se convirtieron en mochileros. ?Hoy ya recorrieron Francia e Italia y van por más. Yo estoy dispuesto a todo, dice Antonio entre carcajadas, de acuerdo a lo publicado por el diario El País. Tengo una energía que ni yo me la creo. Pero solo se me nota si estoy de pie y en movimiento. Si me siento ya es otra cosa. Es que he hecho mucho deporte, agrega.Los viajes lo demuestran. Antonio, pese a su edad, actúa como un joven turista: llega a la ciudad que sea, abre el mapa para definir hacia dónde quiere ir y se pone a caminar con la mochila a cuestas. Como sucedió en la capital de Francia, donde subió a la Torre Eiffel, recorrió las calles de la cuidad y visitó los lugares más emblemáticos: París es bonito, pero me gustaría más vivir en Italia porque es más distinto. París me pareció de un estilo más español.?Sin embargo, no fueron solo los paisajes los que lo asombraron. Subirse a un avión también fue toda una experiencia para Antonio: Me gustó sobre todo el viaje en avión, eso fue envidiable. A mí me pareció que se paró. Que digo: ¿Pero cómo es posible que se pare el avión en el aire? Se ve que estaban esperando que aparcara otro avión. Y ni hablar del placer de la comida, otro gran momento: En Roma, cuando vi todo eso dije: «madre mía». Había probado la pizza antes, y comí, pero que no me va a mí, que soy de cuchara. A la camarera le pregunté: «¿Pero qué hay de sopa?» Me dijo que sí, que había una sopa de cebolla. Madre mía: toda la sopa de cebolla, de col, de calabaza....Para Lluís viajar con su abuelo es una nueva experiencia. Está fascinado por su ingenuidad, por las cosas simples que tanto lo asombran, por la vuelta de tuerca que le imprime a todo. Hay quienes dicen que no debes volver al sitio en el que has sido feliz, pero es que con tu abuelo cambia todo. Hay una reinterpretación, asegura el joven.