Detona gasoducto desarrollo regional

Una ciudad prefabricada en Linares es uno de los cinco albergues en donde viven 6 mil 490 trabajadores de AOT Pipelines.

Dicha empresa construye el Gasoducto Los Ramones II en su tramo norte, que abarca 452 kilómetros desde Los Ramones, Nuevo León, hasta Villa Hidalgo, en San Luis Potosí.Son en total 13 municipios de estos dos estados y de Tamaulipas los que han detonado su actividad comercial y económica al ampliarse hoteles y restaurantes, crecer el comercio de mercancías, como ropa y alimentos, y hasta la capacitación en comunidades agrícolas de Linares, que podrán luego explotar para otros proyectos.La obra también demanda materiales y equipo de importación, pero el 100 por ciento de las 150 mil toneladas de tubería de acero que utilizan es mexicana, el 85 por ciento de la regiomontana Tubacero.Las poblaciones reciben la derrama económica de vender toneladas diarias de alimentos y servicios a estos “cuarteles”, dice el brasileño Luiz Gordilho, director de AOT Pipelines, sentado detrás de un escritorio de su oficina del campamento de Linares, donde él vive junto con más de 3 mil empleados directos que tiene su compañía.AOT Pipelines está conformada por Odebrecht México, que dirige Luis Weyll; Arendal, que preside Jesús García Pons, y Techint Norteamérica, que dirige Gustavo Gallino.Gordilho espera terminar la obra en su totalidad en mayo del 2016, aunque empezarán etapas de pruebas con menor presión un par de meses antes.Sus “integrantes”, como les llama a su empleados, tienen en sus campamentos habitaciones y oficinas de materiales prefabricados aire acondicionado, televisión con cable, un comedor donde reciben sus tres alimentos diarios en forma gratuita, gimnasio, cancha de futbol y basquetbol, y hasta un cine.“En el comedor distribuimos 17 mil porciones diarias”, asegura.“Aquí todo es en grande, por ejemplo, si vamos a comer frijoles, compramos una tonelada”.Gordilho recuerda que fue en agosto del 2014 cuando llegó a Linares.“No había nada. Había un hotel y levantamos este campamento aquí en tres meses. Y lo empezamos a ocupar”, dice.Apenas el mes de agosto, refiere, la obra llegó a su cresta de empleo con 7 mil 100 trabajadores, un 96 por ciento mexicanos.Pero su equipo también tienen ingredientes de muchas otras nacionalidades e idiomas, pues hay técnicos alemanes, italianos, turcos, iraquíes, argentinos, colombianos, peruanos y brasileños, entre otros.