Argentina.- Un auto blanco, pequeño, se sacude con violencia. Una panadera que tiene el coche a tiro de la marquesina de su comercio comienza a gritar.
Dentro del vehículo hay tres jóvenes semidesnudos que se turnaban para violar a una mujer. Fuera, otros tres tocan la guitarra y cantan, para distraer.
Los vecinos se acercan y rescatan a la mujer a golpes de escoba. La víctima tiene sus ropas rasgadas y apenas puede hablar. Los violadores se defienden, gritan, lanzan puñetazos. Buenos Aires está conmovida. La última violación grupal registrada en la capital argentina fue el lunes a plena luz del día en Palermo, uno de los barrios turísticos más concurrido de Buenos Aires, entre bares, cervecerías artesanales, librerías y estudios de televisión.