La primera obra del fallecido arquitecto José Villagrán, de quien se conmemora este año el 120 aniversario de su natalicio, fue un monumento a la virgen María y no la granja sanitaria de 1925, considerada hasta ahora precursora de su trabajo, reveló el arquitecto Raúl Nieto durante su participación en una mesa redonda organizada por el Tecnológico Nacional de México, campus Querétaro, que puso de relieve los aportes del autor del Instituto Nacional de Cardiología.
Una fotografía que mostró a Nieto el también fallecido Enrique Villagrán, hijo del arquitecto, permitió identificar este monumento en una zona boscosa, probablemente una institución educativa universitaria, cuya ubicación se desconoce, relató.
"A la vuelta, escrito con plumilla, decía algo muy parecido a esto: 'aquí está mi primera obra pagada, producto de mi carrera como arquitecto; doy gracias que mi primera obra esté dedicada a la madre del cielo", detalló Nieto sobre el documento fechado en 1923, con la firma de Villagrán, Premio Nacional de Ciencias y Artes 1968.
Una copia de esta imagen fue presentada por Nieto en su presentación vía Zoom, durante la cual repasó la arquitectura de Villagrán e inmuebles ya desaparecidos, como la referida granja, de Popotla, y otros que permanecen, como el que albergó el dispensario de tuberculosos, en Santa María la Ribera, o que se alteraron en el transcurso del tiempo y hoy se preservan parcialmente, como el Hospital General Dr. Manuel Gea González, de Tlalpan.
La mesa redonda "La aportación del maestro Villagrán en las voces de investigadores de la arquitectura", inscrita en el coloquio Voces de la Investigación en la Arquitectura", convocó también, como ponentes, a la subdirectora de Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL, Dolores Martínez Orralde; a Homero Hernández, director de la Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle, y a Ricardo Prado, arquitecto restaurador de la UNAM y especialista en conservación de monumentos.
Martínez Orralde ofreció un recorrido cronológico por las edificaciones de Villagrán, autor, entre muchas otras obras, del primer edificio destinado a estacionamiento en la calle de Gante del Centro Histórico de la Ciudad de México, de 1948 y aún en operación. Prado destacó las contribuciones teóricas tanto de Villagrán como de Enrique Del Moral.
"Si desterramos de nuestra actualidad la historia y los monumentos, desintegramos nuestro hoy, este que tanto estimamos. El arquitecto restaurador de hecho no abdica su papel de creador que le corresponde como arquitecto", expuso al referir el pensamiento del también integrante de El Colegio Nacional.
Hernández compartió anécdotas recabadas en la comunidad de La Salle, donde Villagrán impartió clase hasta su muerte, en 1982.
Los estudiantes, expuso, lo recordaban como un maestro respetuoso y correcto, que siempre hablaba de "usted" a sus alumnos. Sus clases, más que de teoría arquitectónica, eran de filosofía y los estudiantes de semestres superiores que no habían tomado clases con él entraban a los grupos y grados que no les correspondían, solo para escucharlo.