El genoma del ARN del SARS-CoV-2 se pliega en formas únicas que potencialmente pueden ser atacadas por medicamentos. Una región del ARN, llamada elemento de cambio de marco (FSE), contiene una horquilla y otras estructuras que ayudan al virus a traducir sus genes en proteínas.
Los investigadores Matthew Disney, Hafeez Haniff, Yuquan Tong y sus colegas de The Scripps Research Institute, en Estados Unidos, se preguntaron si podrían identificar un fármaco de molécula pequeña que pudiera unirse a la horquilla y evitar que haga su trabajo. También querían ver si podían aumentar la potencia de la droga agregando un componente que atraería una enzima celular que corta el ARN para destruir el genoma del virus.
Comenzaron realizando experimentos de microarrays para identificar pequeñas moléculas que se unen a una región específica de la horquilla SARS-CoV-2 FSE. Una molécula, a la que llamaron compuesto 5 (C5), disminuyó la eficiencia de la horquilla para ayudar al virus a traducir sus genes en aproximadamente un 25% en experimentos de cultivo celular, reduciendo la capacidad del SARS-CoV-2 para producir proteínas esenciales.
Para mejorar la potencia de C5, el equipo adjuntó una molécula (llamada quimera dirigida a ribonucleasas o RIBOTAC) que recluta una enzima humana que degrada el ARN viral. En células cultivadas, RIBOTAC aumentó la potencia de C5 en aproximadamente 10 veces. Aunque se necesita mucho más trabajo para desarrollar el compuesto que contiene RIBOTAC en un fármaco, estos hallazgos sugieren que el genoma del SARS-CoV-2 puede ser dirigido por pequeñas moléculas que interrumpen su función, dicen los investigadores.