Justo a las 11:30 horas, en diferentes ciudades se activaron protocolos de emergencia y atención de la población por sismo en centros habitacionales, de trabajo, así como en diversos inmuebles de instituciones públicas y privadas, pero no todos atendieron el llamado de desalojo.
En videos que registraron protocolos de Protección Civil, como parte del Segundo Simulacro Nacional 2021, se constató la concentración de trabajadores de tiendas departamentales, restaurantes, hoteles, negocios de venta de ropa y servidores públicos, mientras que los ciudadanos paseaban, realizaban compras o sólo observaban los simulacros.
En Guadalajara, Protección Civil registró en el tradicional Mercado Corona uno de los tiempos más altos en cuanto a evacuación de personal en inmuebles: 9 minutos y medio.
“Pues estábamos desayunando, ni modo de irnos”, respondió Rogelio González, quien junto con su familia se negó a salir del área de comida, pese a estar sentado a un lado de las escaleras cuando sonó la alarma.
Como la familia de Rogelio, 250 personas rechazaron participar en el simulacro por la ocurrencia de un sismo de magnitud 4.8 con epicentro en el municipio de San Cristóbal de la Barranca, pues también se encontraban desayunando o realizando compras.
Debido a que solamente 73 por ciento de los presentes evacuó, Protección Civil de Guadalajara adelantó que habrá mesas de trabajo con los comerciantes para explicarles la importancia de este tipo de simulacros y de que participen.
En Morelos, Puebla, Guerrero y Oaxaca, donde en 2017 se registraron al menos 126 de los 369 muertos por el sismo del 19 de septiembre, algunos de sus habitantes y turistas desairaron participar activamente en el simulacro nacional. Para esta ocasión, se activó la alerta por un sismo de magnitud 7.2 con epicentro en Acatlán, Puebla.
Sin embargo, fue visible cómo algunos de los habitantes prefirieron grabar y tomar fotografías de los rescatistas.
Tras el 19S, 4 años viviendo en el riesgo
Cuatro años después, Marcella Ríos y su hijo Eros habitan la misma casa agrietada por el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Distintas autoridades le han ofrecido reconstruir la vivienda ubicada en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, pero ella no acepta, pues sería de un tamaño menor e implicaría sustituir la estructura original.
Poco después del 19S, activistas instalaron en la casa una “caja de vida”, una estructura de madera que sirve como apuntalamiento de piso a techo y, a la vez, como refugio en caso de colapso por un nuevo sismo.
Lo único que ha cambiado es que madre e hijo ya no duermen ahí, aunque colocaron las camas a un lado para llegar lo más rápido posible en caso de algún movimiento por las noches.