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Los pronósticos fallaron: la reapertura de los 15 puentes internacionales en la frontera Tamaulipas-Texas, desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, para el ingreso de personas con visa de turista no registró ayer un cambio significativo en el flujo de personas en el primer día en que Estados Unidos eliminó las restricciones de entrada.
Luego de 20 meses del cierre, a partir de las 12 de la noche se aceptó el ingreso de personas para viajes no esenciales, sin embargo las filas de vehículos no registraron un incremento importante en su afluencia y los cruces lucieron casi desolados.
A lo largo del día, los sistemas de cámaras ubicadas en los puentes internacionales y los de conteo del tiempo de espera no mostraron flujo significativo de personas y en los tiempos de espera estos no superaron las dos horas en la ciudad de Reynosa.
A partir de las seis de la tarde los tiempos de cruce fueron de hasta 14 minutos, lo cual no se registraron antes ni durante las restricciones por la pandemia del Covid-19.
Por ahora se contempla que el cruce de personas se incremente de forma considerable a partir de este fin de semana, cuando durante los días de descanso los residentes de la frontera y de otros estados pueden viajar para realizar las compras.
Con la reapertura de los puentes otro de los servicios que se reiniciaron fue el Chalán, ubicado en el municipio de Díaz Ordaz el cual se mantuvo suspendido durante varios meses.
En un recorrido realizado por reporteros del staff de EL MAÑANA a los cruces fronterizos del área, la tónica fue igual: cero filas vehiculares.
En el caso del Puente Internacional Reynosa-Hidalgo hubo moderada afluencia de peatones, pero normal hasta cierto punto como era antes.
En el Puente Internacional Reynosa-Pharr, la afluencia vehicular y de camiones de carga registró una disminución, e irónicamente, el flujo era mucho más caótico antes durante la prohibición.
Desde la tarde del domingo autoridades estatales montaron en Reynosa un operativo de seguridad vial, mismo que resultó innecesario al no registrarse la temida avalancha.
Las restricciones, unas de las más severas en la historia de Estados Unidos, mantuvieron separadas a muchas familias de esta frontera y el Valle de Texas, entre ellos cónyuges que no han podido abrazarse en meses, abuelos cuyos nietos duplicaron sus edades desde la última vez que los vieron y tíos y tías que no han conocido a sus sobrinos y sobrinas.
A los ciudadanos estadounidenses y a los residentes permanentes siempre se les permitió ingresar a Estados Unidos, pero las prohibiciones de viaje bloquearon el paso de turistas, frustraron a los viajeros de negocios y, a menudo, separaron a algunas familias.
PARA RECORDAR: POR SÍ, O POR NO
Quienes estén considerados como viajeros “no esenciales” deberán portar, además de su obligatoria visa láser, su certificado de vacunación completa contra el Covid-19.
Con los autorizados antídotos Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Sinovac y Jonhson and Jonhson.
El certificado de vacunación debe tener el código QR y puede ser impreso o digital.
Cansino y Sputnik siguen sin validez en Estados Unidos.