Washington, E.U.
Lo peor para Jennifer Brady durante los dos años que permaneció alejada de la Gira de la WTA no fueron las lesiones en sí mismas ni la fractura en la rodilla derecha ni el desgarre de tejido en el pie izquierdo.
Tampoco fue la nostalgia por competir, por la camaradería o por ganar dinero. Lo más difícil, según contó Brady, fue la incertidumbre.
"Me levantaba a la mitad de la noche muerta de pánico porque pensaba: ´No sé cuándo volveré a jugar´ o ´no sé siquiera si volveré a jugar´", dijo la tenista de 28 años en una entrevista con The Associated Press. "Lo desconocido me daba mucho miedo".
La prolongada ausencia concluyó finalmente el martes, con una victoria sobre Anhelina Kalimina, 28va del ranking, por 6-2, 6-1, en la primera ronda del Abierto de Washington.
Esta combinación del regreso y la victoria por parte de la subcampeona del Abierto de Australia en 2021 hizo que sonriera y gritara "¡vamos!", cuando logró un último tiro en el partido sobre la cancha John Harris, en una tarde nublada en que la temperatura fue de aproximadamente 25 grados celsius (poco más de 80 Fahrenheit).
Brady llegó a ocupar el 13er sitio del escalafón. Está actualmente en el número 1.056, tras la inactividad que se remonta a agosto de 2021.
Sabe que no está lista para volver a las últimas instancias de un major. Ello requerirá mucho trabajo y repeticiones. Habrá que apelar a la memoria de los músculos en los momentos más importantes de un partido.
Por lo pronto, Brady disputará la segunda ronda frente a Madison Keys, finalista del Abierto de Estados Unidos de 2017 y séptima preclasificada en Washington, o a Zheng Qinwen, quien obtuvo el premio al Regreso del Año pasado en la WTA.
Más temprano, en los partidos de hombres, Grigor Dimitrov (5to preclasificado) venció 7-6 (6), 6-2 a Mackenzie McDonald.