La gira de la Fórmula Uno por América inicia con el legendario Gran Premio de Estados Unidos.
En total, 7 escenarios han albergado las 42 ediciones de la carrera norteamericana. El Autódromo de Sebring levantó el telón en 1959, y un año después se mudó a Riverside, California.
De 1961 a 1980, Watkins Glen, Nueva York fue casa del GP, pero solo de manera temporal, ya que se probó suerte en Dallas, Phoenix e Indianapolis, hasta que finalmente se establecieron en Austin a partir de 2012.
El Circuito de las Américas fue diseñado única y exclusivamente para competencias relacionadas al deporte motor.
Cuenta con capacidad para 120 mil fanáticos que podrán disfrutar del espectáculo en los 5.513 kilómetros de longitud y 15 metros de ancho.
Tiene 20 curvas repartidas de la siguiente manera: 11 a la izquierda y 9 a la derecha, además de contar con una larga recta de mil 200 metros.
El diseño se basa en algunas curvas rápidas de Silverstone y Suzuka, especialmente la 3, 4, 5 y 6.
Mientras que hay una zona que simula el estilo de manejo de Hockenheim, de la curva 12 a la 15. Los cambios de velocidad son frecuentes en esta pista, tanto en los sectores trabados como en el desnivel de 41 metros de la recta principal que requiere de mucha potencia en el motor.
“El Circuito de las Américas es un diseño equilibrado en lo que se refiere a las demandas que se imponen a los coches y neumáticos en términos de tracción, frenado y cargas laterales, pero es principalmente una pista fluida que a los pilotos les encanta y que, no obstante, presenta algunas secciones desafiantes que no deberían ser subestimadas”, explicó Mario Isola, director de Pirelli, fabricante de los neumáticos para la F1.
El británico Lewis Hamilton es el piloto más ganador en el GP de Estados Unidos con seis victorias, la última la obtuvo en 2017.