Sergio Pérez se fue de vacaciones de verano con la tranquilidad de regresar a la Q3 y al podio, pero a costo de soportar los señalamientos que lo ponen fuera de Red Bull.
Checo Pérez arrancó la temporada de la F1 con dos triunfos y dos segundos lugares en los primeros cinco grandes premios, pero desde Miami le perdió la pisada a su compañero Max Verstappen y se atoró desde Mónaco llegando a ligar cinco carreras sin avanzar a la qualy 3.
Mientras Checo peleaba con sus propios fantasmas, Verstappen ganaba ocho grandes premios consecutivamente y llegó a la pausa del receso de verano con 125 puntos de ventaja sobre el piloto mexicano.
Checo se desbloqueó y regresó a la Q3 en Hungría y Bélgica, donde subió al podio en tercero y segundo lugar, respectivamente.
Para la carrera en Hungaroring, Red Bull movió a sus pilotos en su escudería filial, AlphaTauri, despidiendo a Nyck de Vries y dándole su asiento a Daniel Ricciardo, quien este año regresó al equipo de Milton Keynes como piloto de reserva.
Este cambio provocó que se levantaran rumores sobre que la jugada de Red Bull con Ricciardo implicaría que el piloto australiano rondaría el asiento de Checo con el toro rojo o que lo ocuparía en 2025, tras finalizar el contrato del tapatío.
Sin embargo, Checo Pérez señaló que manterse en Red Bull era su responsabilidad, según publicó RacingNews365.
"Está en mis manos (mantenerse en Red Bull), por eso estoy centrado en mí mismo. Soy un ganador y no me gusta tener malos fines de semana", dijo Checo Pérez.