El 6 de diciembre de 2020 se escuchó el Himno Nacional de México durante la premiación en el GP de Sakhir.
Sergio Pérez, quien cumplió el pasado 26 de enero 33 años, había alcanzado ese día uno de sus tantos sueños deportivos: ganar una carrera en la F1.
Aquella actuación en Bahréin fue el reflejo de más de 10 años de trabajo, sacrificios y esfuerzo que lo llevaron a correr con distintas escuderías como Sauber, McLaren, Force India/Racing Point y, actualmente, con Red Bull.
Pese a que su padre Antonio Pérez le transmitió la pasión por el deporte motor, a Checo le gustaba el futbol y si se trataba de un partido del América, cambiaba las pistas por el Estadio Azteca.
Las opciones eran claras para el tapatío, ser futbolista o piloto, eligiendo lo segundo y comenzando su travesía en el Campeonato Reto Telmex, donde desarrolló una de sus mejores habilidades: la administración de neumáticos.
Checo aprendió a aprovechar los recursos con los que contaba debido a que su familia batallaba económicamente para solventar su carrera.
Triunfos en la serie Shifter 80cc y 125cc entre 1999 y 2003, le permitieron al tricolor dar el salto a la Skip Barber Racing School.
El apoyo de Escudería Telmex fue importante a la hora de tocar puertas en el extranjero y pisar el acelerador en la Fórmula BMW en Alemania con el equipo 4 Speedmedia.
El dueño de la pequeña escudería tenía un restaurante de hamburguesa cerca de Múnich, el cual se convirtió en la casa de Sergio.
La adaptación y los resultados aceleraron el proceso. Campeonato Británico de Fórmula 3, GP2 Series principal y de Asia fueron los pasos previos al esperado debut en el Gran Circo en 2011 con Sauber.
Pérez fue el encargado de continuar con el legado de Ricardo y Pedro Rodríguez, así como de Héctor Rebaque y Moisés Solana en la F1.
Si bien es cierto que sus triunfos en Sakhir (2020), Azerbaiyán (2021), Mónaco y Singapur (2022) dejan una huella imborrable en el historial del nacido en Guadalajara, aquel primer podio en Malasia 2012, fue esencial para pulir al diamante azteca.