Wimbledon, Inglaterra
Carlos Alcaraz decía que quería tener otra oportunidad para tumbar a Novak Djokovic. Decía que ello haría más especial conquistar el campeonato de Wimbledon. Bueno, Alcaraz obtuvo su oportunidad de enfrentar a Djokovic. Y le ganó.
Alcaraz se sacudió de un flojo comienzo y arrasó en el último tramo para poner fin a la racha de 34 victorias de Djokovic en Wimbledon al vencerle el domingo 1-6, 7-6 (6), 6-1, 3-6, 6-4 en una trepidante final, adjudicándose su primer campeonato en el All England Club y la segunda corona de Grand Slam de su precoz carrera.
Alcaraz, número uno del mundo, abortó el intento de Djokovic de empatar el récord de ocho títulos y quinto consecutivo en el Slam que se juega en superficie de césped. El astro serbio se quedó con las ganas de atrapar su 24to grande.
"Aún no me lo creo", dijo Alcaraz, quien apenas disputaba su cuarto torneo en césped. "Jugar una final contra una leyenda de nuestro deporte es algo increíble".
"Tengo que congratular Novak. Es increíble jugar contra él. ¿Qué se puede decir sobre él. Es asombrosos. Me ha inspirado muchísimo. Crecí viéndote jugar", añadió antes de hacer un chiste: "Estabas ganando torneos desde que nací".
Eso no es correcto.
En vez de tener a Djokovic, a sus 36 años, como el campeón más veterano de Wimbledon en la era abierta, Alcaraz, un español de 20 años, se transformó en el tercero más joven. La brecha de edad entre los dos fue las más amplia en una final de hombre en los cuatro grandes torneos desde 1974.
Alcaraz tenía el factor juventud de su lado, lo cual también se dio cuando se midieron en el Abierto de Francia hace un mes. Ese duelo — en las semifinales — fue extraordinario durante dos sets hasta que Alcaraz padeció calambres y se desmoronó. Esta vez, su estamina estuvo a tope y dispuso del repertorio de golpes para domar a Djokovic.
"Nunca es agradable perder partidos como este. Supongo que cuando las emociones se calmen, podré sentirme muy agradecido por haber ganado muchos partidos apretados aquí", dijo Djokovic, cuya última derrota en Wimbledon fue en 2017.
"He perdido contra un jugador que fue superior", indicó Djokovic, quien hizo una pausa para secarse las lágrimas. "Tengo que felicitarle y pasar página".
En cuanto a recursos, Alcaraz es una gacela en la pista y tiene la capacidad de generar más potencia — con saques que alcanzan las 130 mph y derechas que superan las 100 mph. Pero Djokovic está dotado con una abundancia de virtudes y mucha experiencia. Lo ha visto todo, cosas que Alcaraz — de momento — sólo puede soñar.
Pero si esta victoria en un día ventoso y nublado en la Cancha Central, donde Djokovic no perdía desde la final de 2013, sirve como indicio, Alcaraz está en camino de forjar un inmenso legado.
De todas formas, estas circunstancias no dejan de ser nuevas para el oriundo de Murcia: Djokovic disputó su 35ta final de Grand Slam — un récord — y Alcaraz apenas completó su segunda.
Pero fue Alcaraz el que emergió ganador de un mini obra maestra de 32 puntos y 25 minutos rumbo a llevarse el tercer set. Y Alcaraz tampoco se arredró cuando Djokovic reaccionó para forzar un quinto set.
Y fue Alcaraz el que dio el paso al frente definitivo con un quiebre de servicio para ponerse arriba 2-1 en el quinto, sellando el punto con punzante revés paralelo.
Djokovic, quien se cayó durante el punto pero se levantó de inmediato, reaccionó azotando su raqueta contra el poste de la red, soltándola con el impacto. El instrumento de trabajo quedó roto y el juez de silla Fergus Murphy decretó una penalización en su contra por mal comportamiento.
Siguieron jugando por otros 24 minutos y el total fue de más de 4 horas y media. Pero Alcaraz no aflojó en ningún momento. Y fue Alcaraz, no Djokovic, quien cubrió su rostro y se recostó sobre la hierba tras el último punto y después recibir el trofeo dorado de manos de la princesa Catalina.
Djokovic, desde luego, ha acumulado tanta grandeza. Nadie más — hombre o mujer — ha acumulado más semanas como número uno del mundial en el medio siglo de existencia de los rankings computarizados y sus 23 títulos de Grand Slam le tienen con uno más que Rafael Nadal y tres más sobre Roger Federer, el único hombre con ocho coronas de Wimbledon.
Después de un arranque dominante de Djokovic, el partido se equilibró en el segundo set. El vuelco a favor de Alcaraz se produjo cuando estaban igualados 4-4. Djokovic se resbaló en un sector desgastado de la pista, cerca del Palco Real. En el siguiente cambio de lado, Djokovic se puso a flexionar las piernas. Dejó de cubrir la cancha con la misma rapidez y su derecha también perdió fuerza.
Se fueron a un desempate, instancia en la que Djokovic manda a placer. Había ganado todos los seis que afrontó en Wimbledon antes de la final, y 15 seguidos en citas de Grand Slam, remontándose al Abierto de Australia.
Djokovic dispuso de una bola de set con la ventaja 6-5 en el desempate. Pero depositó un revés en la red y el público empezó a corear "¡Car-los! ¡Car-los!".
Apostarle a Djokovic en estos momentos se lo prudente. Después de todo, amaneció con una foja de 10-1 en duelos de cinco sets en Wimbledon y de 35-9 en todos los grandes.
Pero eso es el pasado.
Alcaraz es el futuro.
"He aprendido muy rápido", quien recibió un abrazo del rey Felipe de España. "Estoy muy orgulloso".