Con la firme intensión de asegurar ambos campeonatos, el de Pilotos y el de Constructores, Red Bull invirtió su presupuesto de ingeniería para mejorar la aerodinámica del RB18 y ponerla al estilo Max Verstappen.
Cuando la temporada 2022 de la F1 inició, el mexicano Sergio Pérez se adaptó rápidamente al nuevo monoplaza de Red Bull, algo que no sucedió con Verstappen.
La pole position en Arabia Saudita y la victoria en Mónaco reflejaban el buen momento por el que pasaba el tapatío, hasta que se integraron las actualizaciones después del Gran Premio de Gran Bretaña.
Checo sacó ventaja de la primera puesta a punto en el RB18 que centraba su balance en la parte trasera, lo que permitía mayor tracción a la hora de salir de las curvas.
Eso sí, el principal problema en ese balance era el descontrol en el desgaste de los neumáticos, especialmente los traseros, situación que fue muy notoria en el Gran Premio de España.
Para emparejar a Pérez y Verstappen, la escudería austriaca usó su primer paquete de mejoras en la gira europea, dirigiéndolas específicamente al suelo del monoplaza.
Así que el progreso del actual campeón de la Fórmula Uno fue evidente al tomar la cima de la clasificación con 335 puntos y con un bicampeonato que puede conquistar ya sea en Singapur o Japón.
“Después del potencial de desarrollo que pusimos en el auto durante la temporada nos alejamos de eso, es quizás parte de lo que sucede”.
Aunque el balance en ambos monoplaza es el mismo, su rendimiento no recae solamente en ese sector, sino también en el fondo plano que se colocó.