Como si de una marca histórica se tratara, dos de los equipos estelares del fútbol mexicano regresan al campo un 26 de mayo.
Siempre enemigos, América y Cruz Azul protagonizaron cuatro finales de torneo nacional -hoy será la quinta-, pero la que más impactó al colectivo moderno ocurrió hace 11 años, con un enfrentamiento único y cardíaco.
La confrontación final por la copa del Clausura 2013 se decidió el 19 de mayo, cuando Cruz Azul obtuvo su pase frente a Santos con un marcador global 5 a 1. El América hizo lo debido frente a los Rayados del Monterrey, sacando 4 contra 3 tantos y colocándose como finalista.
Las expectativas se elevaron en cuanto se confirmó a los contrincantes, pues su último encuentro en una final fue 24 años antes, en 1989. Después de dos décadas, el "Clásico Joven" volvió a encender el último partido del torneo.
Miguel "El Piojo" Herrera tuvo su momento de gloria como entrenador americanista, dirigiendo a estrellas como Rubens Sambueza, Christian Benítez, Raúl Jiménez, un jovencísimo Miguel Layún, Osvaldo Martínez o el "salvador" del momento, el portero Moisés Muñoz.
Del lado cruzazulino estaba Guillermo Vázquez, con jugadores como Gerardo Torrado, Christian Giménez, Jesús Corona o el "rechiflado" Alejandro Castro. Pocas veces se ven planteles tan ambiciosos y los aficionados mexicanos vieron su encuentro con mucha pasión.
La batalla de ida se citó para el 23 de mayo del 2013, en el Estadio Azul. La lluvia no detuvo a los asistentes, que portando azul o amarillo se enfrascaron en la intensidad futbolística.
Durante el partido, el América dominó las oportunidades de gol, pero no tuvo la efectividad necesaria para imponerse en el marcador. Por otro lado, la Máquina Cementera clavó un prometedor tanto que le dio la ventaja en el global; no era la victoria asegurada, pero sí puso en duda la superioridad de las Águilas.
Las luminarias del juego fueron Jesús Corona, que atajó siete peligrosos tiros en contra del Cruz Azul, y Christian Giménez, autor del único punto de la noche para los cementeros.
Todavía no se jugaba la ida cuando ya no había boletos disponibles para la vuelta. Este diario reportó el sold out en el Coloso de Santa Úrsula tres días antes del partido del domingo 26.
Aficionados, revendedores y aprovechados se formaron desde la madrugada para comprar las entradas para la "batalla colosal", pero -casi sin parpadear- se llevaron la triste sorpresa de "no habrá venta de boletos en taquilla, solamente en Ticketmaster" y "boletos agotados".
Sin tener claro cómo se llenó el estadio sin siquiera vender boletos en taquilla, iniciaron las horas de ansiedad para azulcremas y cementeros. Los entrenadores justificaron sus técnicas, mientras los jugadores aseguraban "no dar oportunidad" de anotación al enemigo.
Cada quien tenía una cuota por cumplir. El América buscaba su onceava victoria de campeonato, tras nueve años sin sostener la copa, mientras el Cruz Azul peleaba su noveno triunfo, después de 16 años sin obtenerlo.
Para llevarse el campeonato, las Águilas requerían meter por diferencia de dos o más goles, mientras los cruzazulinos sólo debían evitar un tanto en su contra o empatar, pero su ventaja no era una garantía irrompible de victoria.
El partido empezó a las 8 de la noche y de inmediato se puso en contra de los azulcremas. Con un expulsado desde el minuto 14 y un gol de Teófilo Gutiérrez para los cementeros al minuto 20, los americanistas veían más lejos su onceava copa.
La lluvia también impactó el campo del Coloso de Santa Úrsula, pero a los aficionados les preocupaba más una posible derrota de las Águilas que una gripe al día siguiente.
Durante 87 minutos del partido, el Cruz Azul parecía iluminado y el América llegaba desesperado sin anotar, pero todo cambió al 88, cuando Aquivaldo Mosqueda acomodó con la cabeza el esperado gol de los azulcremas.
El alma volvía a la marea amarilla del Estadio Azteca, la tensión ponía nerviosos a todos y hasta "El Piojo" Herrera estallaba en alaridos y convulsas expresiones de frustración. Los árbitros sólo agregaron tres minutos al aparente final del América, pero todavía estaban lejos de eso.
A partir del minuto 91 con 39 segundos, todo se alocó en la cancha. Un tiro de esquina en la portería de Jesús Corona trajo a todos los jugadores americanistas al área chica, incluido el portero Moisés Muñoz, quien corrió desde el otro lado del campo para ayudar a su equipo.
Cuando sólo faltaban 37 segundos de partido, el habilidoso y ahora alabado portero del América se lanzó por el balón, cabeceó y anotó el segundo tanto que su escuadra necesitaba, con un poco de ayuda de Alejandro Castro, quien desvió lo suficiente el esférico para que entrara en su propia portería cruzazulina.
El 2 a 2 global llevó a ambos equipos a tiempos extra, todavía con lluvia y más nerviosos que al comienzo. La confianza del América se regeneró, pero ni con toda su adrenalina lograron someter por completo al Cruz Azul en el tiempo agregado.
La pesadilla de goleadores y porteros llegó con la tanda de penales. Mientras los jugadores se preparaban para lo último del encuentro, llegan las estadísticas: las Águilas tuvieron 13 tiros a portería sobre 6 de la Máquina, con un extraño dominio azulcrema que tardó mucho en cuajar.
Herrera y Gutiérrez eligen a sus tiradores. Javier "Chuletita" Orozco empieza mal la tanda del Cruz Azul, enviando su tiro directo a las piernas de Muñoz; Raúl Jiménez regala el primero para el América, sin problemas.
El segundo en tirar para los cementeros es Alejandro Castro, a quien se le termina de caer la cara de vergüenza, pues no sólo "ayudó" al gol de Moisés Muñoz, sino que se resbala frente a la portería y vuela su penal.
El Azteca estalla de júbilo americanista, mientras Christian "Chucho" Benítez mete el segundo penal para las Águilas. Rogelio Chávez hace algo de justicia para el Cruz Azul y logra meter el esférico a la portería, primero de su escuadra contra dos del enemigo.
Osvaldo Martínez mete el tercer penal azulcrema ante la tormentosa lluvia y aumentando los curiosos festejos de "El Piojo" Herrera. Gerardo Flores ayuda a la escuadra cementera con un tanto, pero ya poco importan sus esfuerzos: si el América anota su cuarto gol, no habrá forma de alcanzarlos.
El último tirador de aquel 26 de mayo fue Miguel Layún, quien no sólo colocó el último penal del partido, sino que aseguró la onceava victoria del América en un cierre de torneo, ante un Coloso de Santa Úrsula casi inundado de llovizna y pasión futbolística.
Muchos recordarán el tremendo gol de Moisés Muñoz, los errores de Alejandro Castro, la estresante tanda de penales o las graciosas muecas de festejo de Miguel Herrera mientras vean el encuentro de este domingo; ojalá esta Clausura 2024 también se guarde en el colectivo mexicano con tanta emoción.