Llamado por unos el “cacique del futbol femenino” y conocido por otros como constructor de los cimientos de lo que hoy es la Liga MX Femenil, Leonardo Cuéllar defiende la gestión que realizó durante 18 años al frente de los combinados de mujeres que representaron a México en torneos internacionales. Ya fuera del Tri desde hace seis años –ahora trabaja en Pumas–, a Cuéllar se le sigue acusando de presionar para vetar de la selección a jugadoras talentosas, como el caso de Charlyn Corral, la única Pichichi mexicana. “Nunca he influido en ninguna decisión”, dice en entrevista. Y también reflexiona sobre la liga: “No tenemos proyectos a largo plazo”.
CIUDAD DE MÉXICO
Leonardo Cuéllar es tajante: dice que no es homofóbico, machista, misógino ni maltratador de jugadoras. El ahora coordinador de Desarrollo de Futbol Femenil de los Pumas se desmarca y asegura que no influye en la toma de decisiones en las selecciones femeniles y nada tiene que ver con que la entrenadora nacional, Mónica Vergara, no haya convocado a la delantera Charlyn Corral para el premundial que comenzó este 4 de julio en Monterrey.
Durante 18 años Cuéllar fue responsable de todos los representativos femeniles, desde que tenía que ir al llano a buscar jugadoras, cuando no había liga profesional y pasaba las de Caín por no tener un proyecto sólido respaldado por la Federación Mexicana de Futbol (FMF).
Hay quien lo llama “el cacique del futbol femenil”. Otros lo defienden a ultranza: esta disciplina en esta rama no se explicaría sin su trabajo. A más de seis años de haber dejado el cargo de director técnico de la selección mayor, Cuéllar habla en entrevista con Proceso sobre la presencia de Mónica Vergara, Maribel Domínguez (Sub-20), Ana Galindo (Sub-17) y Karla Amaya (Sub-15), las entrenadoras que ahora tienen en sus manos las selecciones femeniles que históricamente han sido dirigidas por los hombres.
“Yo era un empleado más”Cuéllar niega haber vetado a Charlyn Corral cuando él fue entrenador. Asegura que no tiene problemas con la delantera, la única mexicana que ha ganado un Pichichi por sus goles en la liga de España, y que si no está en la selección es porque hay otras jugadoras de calidad y no encaja en el estilo de juego de Vergara.
“Honestamente te lo digo: duré más de lo que debí haber durado, pero no por una decisión mía, sino porque la federación sentía que mi presencia era necesaria (…) Yo salí hace poco más de seis años de la selección y nunca he influido en ninguna decisión”, zanja.
–Las entrenadoras de las selecciones femeniles tienen el sello de Leonardo Cuéllar, fueron sus jugadoras y estuvieron con usted muchos años. ¿Por qué son ellas las elegidas?
–Mucha gente en el medio, sobre todo los que se acaban de interesar en el futbol femenil debido al inicio de la liga, lo ven como si se hubiera heredado sólo por heredar. No es así. Ellas se han ganado esa posición. A Mónica Vergara la llevé como asistente al Mundial de Alemania (2011). Vivió todo ese proceso. En su generación fue quien tuvo mejores calificaciones cuando se graduó para ser entrenadora. No sólo lo que vivió a mi lado le ha servido, sino que siguió capacitándose. Mónica jugó 150 partidos internacionales.