La vida de la portera de Cruz Azul, Gabriela Machuca, ha sido de grandes saltos.
Gracias a su talento para “volar”, mismo que desarrolló de pequeña cuando jugaba voleibol, la de Parral, Chihuahua, dejó su trabajo de mesera para convertirse en jugadora profesional con las Bravas.
El salto comenzó el día que recibió una llamada para integrar el equipo de Juárez, que se creó de forma exprés dos años después del nacimiento de la Liga.
“Teníamos dos años de desventaja, recuerdo que el primer gol que me meten fue un autogol, termina el partido y me llama mi entrenador de porteras y me dice ‘¿Sabes lo que acabas de hacer?’. Acabas de debutar en Primera División, en Juárez no había casa club y gracias a Dios conocí a una familia y me aceptaron en su casa mes y medio, gracias a mucha gente que conocí en Juárez y me arropó estoy acá.
“A mi trabajo de mesera no volví ni he vuelto a ir a ese lugar, no sé si algún día me habrán visto o me reconozcan”, contó.
Comenzó a jugar futbol desde los 8 años en equipos con niños, pero el voleibol le dio las habilidades que necesitaba bajo el arco.
“Empecé jugando con niños en la calle, de todo ese ambiente que te rodea de juego y risas, mi papá juega futbol y mi mamá voleibol. El futbol era complicado porque no había muchos equipos de niñas ni dónde jugar o espacios y al contrario en voleibol tenía un entrenador.
“Cuando me mudo a Chihuahua decidí jugar futbol y por las circunstancias del voleibol se me dio la portería porque me decían ‘vas tú que no le tienes miedo al balón’”.
“Machu” atajó los insultos sexistas que recibió en su niñez.
“En la primaria jugaba con los niños, eran pocas niñas y te decían ‘machorra’, no entendían ese gusto de que jugaras futbol, nunca me hirió ni me lastimó”, recordó la guardameta.
‘YA SON JUGADORAS PROFESIONALES’Aunque “Machu” no recibió entrenamientos como portera, durante su desarrollo como jugadora no fue un límite para alcanzar la Primera División con Bravas, donde debutó el 15 de julio de 2019 ante León.
“No tenía, como tal, entrenamientos de portera; no había gente que te pudiera enseñar, eran limitadas las opciones que habían. Luego nos dicen que tenían que hacer rápido el equipo femenil de Juárez, faltaba como mes y medio o dos meses para que empezara el torneo y no teníamos equipo para competir.
Me habla el profe de Juárez y me invita a un partido. Tenía como semana y media trabajando de mesera, era mi primer trabajo; pedí permiso para una situación familiar, no para ir a jugar futbol. Nos pidieron algunos papeles a las que veníamos de universidades, pasaron semanas y nos avisaron que ya formaban parte del club. Nos dijeron que jugábamos el 15 de julio y nos dijeron ‘ustedes ya son jugadoras profesionales’. Todo fue muy rápido”.
A base de atajadas y altos vuelos “Machu” se ha abierto camino en una posición donde han pasado grandes leyendas en Cruz Azul. Ha formado parte del 11 ideal de la Liga MX Femenil con La Máquina y su próximo vuelo lo quiere dar hacia la Selección Nacional.