CIUDAD DE MÉXICO.-Llegó el fin de una era, Kylian Mbappé se va del PSG luego de un paso con más penas que glorias por la capital parisina.
Era el año 2017 y una joven promesa francesa que dio sus primeros chispazos con la playera del Mónaco llegó a París a cambio de 180 millones de euros, como parte de un proyecto cuyo principal objetivo era ganar la Champions League a corto o mediano plazo.
Siete años después esa promesa se convirtió en realidad, Mbappé es uno de los mejores futbolistas del planeta, sin embargo, no pudo cumplir con la meta de alcanzar la gloria europea.
Kylian ganó seis títulos de la Ligue 1 en siete temporadas, pero antes de su llegada el PSG ya se había coronado cuatro veces en un periodo de cinco años.
Era una realidad que la Champions League era la prioridad, pues ante el bajo nivel de competencia de la Liga francesa, seguramente los parisinos habrían obtenido los mismos títulos sin el número "7" en sus filas.
Pero, ni todos los millones de euros gastados por el jeque Nasser Al-Khelaïfi bastaron para que los éxitos llegaran en el certamen continental.
Desde el arribo del delantero, el Paris Saint-Germain fue eliminado cuatro veces en Octavos de Final (17-18, 18-19, 21-22, 22-23) ante el Real Madrid en dos ocasiones, Manchester United y Bayern Múnich.
Otras dos veces en Semifinales (20-21, 23-24) contra el Manchester City y el Borussia Dortmund, eliminatorias en las que Mbappé no pudo colaborar con ninguna anotación para ayudar a los suyos a evitar la eliminación.
Y, la más dolorosa de todas, el PSG cayó derrotado 1-0 en la Final de la temporada 2019-2020 ante el Bayern Múnich, dentro de un duelo en el que Kylian volvió a quedar a deber, teniendo por lo menos dos fallas dramáticas en ocasiones claras para anotar y encaminar el título.
En los momentos decisivos a nivel europeo Mbappé desaparecía, y el problema es que precisamente para eso fue llevado al equipo, para marcar diferencia en esa clase de partidos y ayudar a los parisinos a dar ese salto de calidad en el marco continental.
Mbappé se despide del PSG tras anotar 256 goles en 307 partidos y convertido en una leyenda del club, pero con la deuda pendiente de no poderle dar ese trofeo que seguirá siendo una obsesión en la entidad francesa: la Champions League.