La religión que se practicó este fin de semana en la Ciudad de México fue el beisbol.
El ejército rojo invadió el estadio Alfredo Harp Helú y se olvidó de la tradicional celebración del Sábado de Gloria, para ver la victoria de Diablos Rojos del México por pizarra de 12-2 frente a Leones de Yucatán en el último juego de la serie.
"Me la vivo en el beisbol y estoy aquí porque me gusta, es parte de mi vida y siempre ando recorriendo parques. Lástima que no hay juego el domingo porque sino también vendría. Aquí haces comunidad, haces amigos porque son más juegos a la semana y toca venir 6 días", expresó Israel, fanático de los Pingos.
En el Diamante de Fuego los bates tronaron con los jonrones de Ramón Flores y Aristides Aquino y con las producidas por Japhet Amador, Moisés Gutiérrez y Luis Liberato, en las gradas se escuchaban los rezos, esos que empiezan con el ¡Vamos, Diablos!
"Es sorpresivo ver en estos días el estadio lleno, de cómo llega afición nueva, que viene de otras ciudades, niños, adultos, jóvenes, está jalando parejo. En estos tres días fue taquilla totalmente vendida y es muy bueno porque se nota que a la gente le gusta el beisbol", señaló Carmina Hernández, presidenta de la miniporra.
Los reyes de la selva si lograron hacerles daño a Diablos con 2 carreras en la novena entrada gracias a Fabián Urbina y Ramón Cabrera, pero no fue suficiente para acabar con la fiesta roja.