Los narcóticos fueron decomisados en altamar durante un despliegue de varios meses frente a las costas de Sudamérica.
El alijo de narcóticos ilegales incautados por el escampavía de la Guardia Costera James fue uno de los más grandes del que se tenga memoria, un reflejo del arsenal estadounidense cada vez más sofisticado que incluye drones de gran potencia y cámaras infrarrojas especiales capaces de detectar calor de pequeñas embarcaciones cargadas de cocaína.