Las Vegas, E.U.
Saúl “Canelo” Álvarez salió de la pandemia con la determinación de cruzar una nueva frontera en la historia del boxeo.
Su audaz plan requería de movimientos tan elegantes fuera del ring como de sus habilidades dentro del encordado. Para ganar las cuatro peleas necesarias para poseer los cuatro cinturones de peso supermedianos derrotando a tres campeones invictos en menos de un año, Álvarez tendría que llevar su cuerpo y su poder de convocatoria al límite.
Una vez que Canelo sumó el cinturón de las 168 libras de la FIB a los del CMB, AMB y OMB, que ya le pertenecían y colgaban de sus brazos el sábado por la noche, el primer campeón indiscutido de los supermedianos en la historia finalmente pudo descansar.
“Me siento genial, pero mi cuerpo necesita descanso”, dijo Álvarez con una sonrisa. “Necesito recuperarme”.
La victoria de Álvarez por nocaut en 11 rounds frente a Caleb Plant fue la culminación de un plan definido por el boxeador y su entrenador Eddy Reynoso, cuando decidieron que Canelo debería convertirse en el primer boxeador latino en poseer simultáneamente los cuatro cinturones de una misma división.
El lugar de Álvarez como el mejor boxeador libra por libra del mundo se mantiene seguro, pero también se distingue del resto de los peleadores con esta hazaña. Si bien las cuatro peleas contra oponentes más grandes representaron un reto, la capacidad de negociación y de atracción de recursos fueron otro escollo que superó Álvarez, similar a los desafíos que enfrentó dentro del ring.
El plan de Canelo comenzó con su distanciamiento de Golden Boy, su casa promotora durante muchos años. Las rivalidades entre promotores que frecuentemente evitaban que los mejores peleadores se enfrentaran entre sí, se redujeron drásticamente porque Álvarez pudo firmar contratos a corto plazo y sacar ventaja de su capacidad de generar recursos para atraer a los campeones para enfrentarlo.
“Soy un agente libre porque quiero las mejores peleas”, dijo.