El presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Congreso su iniciativa de reforma eléctrica cuyo contenido central es el retorno al monopolio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el retroceso en la participación privada en la generación y distribución de energía abierta desde hace tres décadas.
“Se constituye al Estado en el responsable del Sistema Eléctrico Nacional a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE)”, dice la iniciativa.
“La CFE generará al menos el 54 por ciento de la energía eléctrica que requiere el país. El sector privado participará hasta en el 46 por ciento de la generación. El servicio público de abastecimiento será prestado exclusivamente por la CFE, la que podrá adquirir energía eléctrica del sector privado”, se establece.
Los permisos de generación otorgados y los contratos de compraventa de electricidad con el sector privado serán cancelados, así como las diversas figuras de generación privada y las solicitudes pendientes de resolución.
Califica de ilegales los permisos de autoabastecimiento y no serán reconocidos por la CFE.
“Igualmente, la generación excedente de los Productores Independientes de Energía, derivada de permisos sobre puestos al permiso original de la central, tampoco será reconocida. El Estado no puede reconocer mecanismos flagrantemente ilegales”, sentencia la iniciativa presidencial.
Esto afecta a centrales de autoabasto y productores independientes de energía previstos desde 1992.
En la reforma de 2013 se abrió completamente la generación al sector privado y de ahí surgieron las subastas de largo plazo para la instalación de proyectos renovables de gran escala.
De aprobarse la reforma, el sector privado verá afectadas inversiones hasta por 81 mil millones de dólares en proyectos de generación ya realizados, estimados y de gasoductos.