París, Francia
Novak Djokovic se retiró de la pista rumbo al vestuario para una charla consigo mismo tras ceder los primeros dos sets de la final del Abierto de Francia.
Por un lado cargaba la angustia de que no tenía las fuerzas físicas para revertir el marcador ante Stefanos Tsitsipas, un rival más joven y pletórico. El otro Djokovic quería seguir peleando.
¿Adivinen quién estaba en lo correcto?
Arropado con un saque impecable, un tenaz Djokovic ofreció su versión más imperial y remontó desde bien atrás para vencer a Tsitsipas, el noveno cabeza de serie, por 6-7 (6), 2-6, 6-3, 6-2, 6-4.
Al cabo de 4 horas y 11 minutos, el número uno alardeaba con su segundo título en Roland Garros y 19no de Grand Slam.
“Como siempre eran dos voces adentro: una que te dice que no se puede, que todo está perdido. Esa voz estaba sonando muy fuerte tras ese segundo set”, dijo Djokovic. “Me tocó darle a la otra voz la oportunidad de reprimir a la que me decía que no podía. Me dije que sí podía hacerlo ... Fue lo que me puse a repetir con fuerza en mi mente, que impusiera su voluntad”.
El serbio estiró sus brazos para luego tocarse el pecho, inclinándose en la arcilla roja de la Cancha Philippe Chatrier tras culminar el partido con una devolución de volea. Cuando se encaminó al costado, entregó su raqueta a un niño en las butacas que, según dijo, estuvo dándole consejos durante todo el partido.
Una vez se puso en marcha el tercer set, Djokovic empezó a palpitar mejores sensaciones con su juego y alzó vuelo.
“Tras ello no tuve ninguna duda que iba a ganar”, dijo.
Así fue, su victoria pasó de algo casi consumado a inevitable. Djokovic no afronto una sola bola de quiebre en ninguno de los últimos tres sets.
Djokovic se convirtió en el tercer hombre que se consagra campeón en los cuatro torneos de Grand Slam al menos dos veces, emulando a Rod Laver y Roy Emerson.
Como quedaron las cosas, la segunda consagración de Djokovic en París le dejó a un cetro de igualar el récord histórico del tenis masculino, los 20 que comparten Rafael Nadal y Roger Federer. Tendrá su primera oportunidad de igualar a sus rivales en Wimbledon, que arranca dentro de dos semanas.
Y como reinante campeón del Abierto de Australia y del Abierto de Francia, Djovokic tiene en la mira una gesta muy inusual. Está a medio camino de igualar a Laver (1962 y 1969) y Don Budge (1938) como los únicos hombres en completar el Grand Slam en un mismo año.
“No quiero parar aquí”, dijo Djokovic, de 34 años. “Espero seguir (ganando) en Roland Garros, al menos una o dos veces más”.
Venía de eliminar a Nadal, 13 veces campeón del torneo, en una semifinal que también tomó más de cuatro horas la noche del viernes, un resultado que el serbio comparó a escalar el Monte Everest.
Fue apenas la tercera derrota de Nadal en 108 partidos en el Slam de tierra batida. También doblegó a Nadal en París en 2015 pero terminó perdiendo la final de ese año, y dio la impresión que correría la misma suerte este domingo.
Tsitsipas, un griego de 22 años, dominó en los primeros compases y Djokovic lució fundido durante dos sets.
“No la tuve fácil”, dijo Djokovic. “Me costó físicamente y mentalmente”.
Empezó a cometer menos errores, afiló su devolución y su saque fue indomable en la recta final para completar la sexta remontada de su carrera tras perder los primeros dos parciales — y la segunda en la última semana.
Según la Federación Internacional de Tenis, Djokovic — quien también quedó dos sets abajo ante el adolescente italiano Lorenzo Musetti en los octavos de final — es el primer hombre en la era profesional que se corona en una cita de Grand Slam remontando semejantes déficits.
Y la experiencia fue tal vez el otro factor.
Fue la primera final de Tsitsipas en un grande y la 29na para Djokovic, quien también ganó el Abierto de Francia en 2016, además de nueve títulos en el Abierto de Australia, cinco en Wimbledon y tres en el Abierto de Estados Unidos.
“Quiero darle las gracias a los fans griegos, y a mi equipo, constantemente apoyándome, para mis sueños. Es una larga aventura”, dijo Tsitsipas, quien intentaba convertirse en el primer tenista de Grecia que conquista un título de individuales en un Grand Slam.