Dan formal prisión a joven que sedujo a niña de 10 años por internet

El Juzgado Segundo de lo Penal en Cancún dictó auto de formal prisión en contra de un joven de 22 años, quien en 2013 enganchó y sedujo a una niña de 10 años, a través de los juegos virtuales de internet, para después tener relaciones sexuales con ella, aun siendo esto un delito tipificado en el Código Penal de Quintana Roo como grave.

CANCÚN, QR.La noche del 7 de septiembre pasado, elementos de la Policía Judicial del estado, comandados por el agente José Luis Reyes, cumplimentaron la orden de aprehensión girada por el Juez Segundo de lo Penal en contra de Carlos Felipe N. El joven se encontraba entrenando futbol americano en una cancha localizada entre las avenidas Kabah y Chichén Itzá, cuando fue detenido en un operativo “discreto y eficaz”, reconoció la abogada Aracely Andrade, quien lleva la defensa de Aurora. Hoy miércoles, la litigante informó que anteayer se dictó el auto de formal prisión en contra del joven, quien tendrá que enfrentar su proceso penal desde la cárcel. “De ninguna manera nos alegra la situación de este muchacho, porque lo que le espera en la cárcel es muy duro; pero sí queremos, a partir de esta historia, hacer un fuerte llamado a los jóvenes para que estén conscientes de las consecuencias que puede tener en sus vidas, el tener relaciones sexuales con una menor de edad. “No es un juego. No es una situación de amor. Es un delito y es un delito grave, que implica cárcel y perder los mejores años de su vida. Las relaciones sexuales sólo deben darse entre personas adultas, mayores de edad”, subrayó. El riesgo del enganche en el mundo cibernético En marzo del 2013, Aurora y Carlos se conocieron jugando Xbox, conectados a la web. Él, quien tenía entre 19 y 20 años, le dijo a la niña de 10, que tenía 16 y después de varios meses, le pidió que fuera su novia. Claudia Otero, madre de la menor, desaprobó esa relación “virtual” y después, personalmente, le advirtió al joven que no se acercara a su hija. “Yo le dije que era un delito, pero no le importó. Me contestó que amaba a Aurora y que asumía las consecuencias, que estaba dispuesto a ir a la cárcel”, aseguró. Los encuentros entre el joven –quien tocaba en la banda de guerra del gobierno municipal- y la niña, continuaron. A raíz de la muerte de su padre, un psicólogo le diagnosticó a Aurora trastorno oposicionista desafiante, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y Distimia, forma leve pero crónica de depresión, que incluye autoestima baja, tendencia a la melancolía y a la tristeza. Falsa acusación Un año después, la niña y el joven comenzaron a tener relaciones sexuales y el 17 de junio del 2014, Carlos la convenció de huir de su casa. Se la llevó dos días a un poblado alejado de Cancún y fue denunciado ante la Procuraduría de Justicia del estado. Ambos volvieron a la ciudad, pero se hospedaron en casa del joven, quien en principio intentó ocultar la situación a su mamá, hasta que le confesó la verdad. Contrataron a un abogado, quien les aconsejó inducir a Aurora –de 11 años- para que acusara a su mamá de violencia doméstica y así librarse de los cargos en su contra. “A la niña le dijeron que si decía la verdad, iban a meter a su novio a la cárcel, que debía protegerlo acusando a su mamá. Con eso justificaban que se escapó de su casa, la ‘ayuda’ de la familia de él y lo blindaban de ir a prisión, porque por supuesto ocultaron que habían tenido relaciones sexuales”, explicó Andrade Tolama. Lo que no le dijeron a Aurora fue que sería separada de su mamá, pero también de Carlos. El 19 de junio del 2014, antes de ser llevada a la Casa de Asistencia Temporal (CAT) del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Cancún (DIF), la niña se enteró en la Procuraduría que su novio de 17 años, en realidad tenía 21. Dentro de la CAT, la pequeña fue re-victimizada por el personal y atestiguó el maltrato psicológico con que presuntamente son tratados las y los infantes ahí “custodiados”. Mientras, su mamá, se defendía legalmente de la acusación de maltrato e intentaba probar que su hija había sido engañada e inducida a acusarle. Aunque le restringieron las visitas, Claudia Otero alcanzó a enterarse por la propia Aurora, que había tenido relaciones sexuales con el joven y que junto con el abogado, la mamá y el muchacho, la presionaron para mentir. “No podemos perder de vista que, aunque haya sido una relación consensuada, Aurora tenía 11 años y él 21, cuando comenzaron a tener relaciones sexuales. Y tener relaciones sexuales con una menor de 14 años está tipificado como violación”, resaltó la abogada. El acoso posterior El dos de julio de ese año, el joven fue denunciado por presunta violación, de acuerdo con la averiguación previa AP/333/2014, consignada el 21 de noviembre. Otero también comenzó su defensa legal y logró demostrar que no había maltratado a su hija, por lo cual podía mantener la custodia, solicitada por parientes de la menor. El 10 de octubre pasado, Aurora abandonó la Casa de Asistencia. En el DIF, la coordinadora del Jurídico, Nelsy Delfina Cuevas, la entregó a su tía, Marlene. Sin embargo, el seis de noviembre la niña escapó y elementos del Grupo Especial para la Atención de la Violencia Intrafamiliar (GEAVI) la entregaron a su mamá. Su abogada presentó los dictámenes de la Fiscalía Especial de Atención a la Mujer, favorables a Otero Riaño, con los estudios psicológicos que le practicaron y las testimoniales que la exculpan del presunto delito de violencia intrafamiliar y el ministerio público retiró los cargos en su contra. La niña volvió a su casa. Pasó las fiestas navideñas con su familia y su vida prosiguió; sin embargo, fue ubicada por Carlos, quien obtuvo su número de celular y comenzó a hostigarla, de acuerdo con Otero. El pasado 17 de junio, después de siete meses de consignada la averiguación previa, el Juez, Víctor Manuel Echeverría Tun, libró la orden de aprehensión y, tres meses después, el muchacho fue capturado y encarcelado. “Esto debe ser una lección para los jóvenes. La ley sí te puede alcanzar. En este caso no hablamos de inconsciencia, sino de una conducta premeditada y reiterada. Es un llamado de atención para los padres de familia y para las menores de edad; detrás de la pantalla de una computadora o una consola de videojuegos, hay un riesgo. “También es un llamado ético para los abogados, porque hay varios casos en el DIF, de adolescentes que fueron seducidas por mayores de edad, quienes para librarse de los cargos las inducen a mentir y acusar a sus padres de maltrato, esto, por consejo de abogados. Y una alerta para el DIF que está rebasado totalmente para el manejo de estos casos. El organismo requiere actualizar su marco legal”, concluyó Andrade Tolama.