Ciudad de México
En su faceta como nutrióloga, la luchadora asegura que en ese tiempo que le lleva generar buenos hábitos alimenticios a sus pacientes, que si bien es un sacrificio, al final ellos se lo agradecen, pues les beneficia a su salud.
“En ese tiempo si intentas cambiar tu estilo de vida se te convierte en un hábito y entonces ahora te va a costar más trabajo comer cochinadas que comer sanamente, todos tenemos que sufrir porque las cosas buenas, los cambios cuestan y si aguantan esos tres meses después les va a ser más fácil seguir”, aseguró.
La gladiadora asegura que el problema de la obesidad en México ya es una asunto que se tornó cultural, en donde se come mal y mucho.
“El problema es la elección que tenemos en nuestros alimentos y tristemente es algo cultural que viene desde la mamá porque en lugar de decirle que se coma una ensalada le dice ‘mijito ya te preparé unas migas, un pozole o una pancita’, o vamos a las tortas y sí son cosas muy ricas que tenemos los mexicanos, pero también hay que aprender a valorarlas como un gustito y no como que sea algo de nuestra vida cotidiana”, agregó.