Con silbidos ‘coyotes’ guían a inmigrantes

Migrantes están listos para cruzar, se miran las luces de las linternas de los traficantes cuando salen de los árboles hacia la orilla del río para transportar la carga humana

Roma, Tx.

El primer grupo de migrantes está listo para cruzar, se alcanzan a ver un momento a la luz de las linternas de los traficantes cuando salen de los árboles hacia la orilla del río. Se oye un chapoteo de remos y el bote se adentra en la rápida corriente. 

Después de unos minutos, el coyote líder salta del bote al agua, que le llega al cuello, y lo guía hacia algunas rocas en el lado estadunidense donde los migrantes pueden desembarcar.

Poco después del atardecer, hay señales de vida en una ribera aislada en las afueras de la ciudad fronteriza de Roma, Texas. En la orilla mexicana del río Bravo, unas luces que parpadean aparecen entre los árboles por un momento y luego desaparecen.

Los “coyotes”, contrabandistas a los que se les paga para transportar a los migrantes a través de la frontera, silban y llaman hacia el lado estadunidense del río: “¿Quién está ahí?”.

La semana pasada, un policía estatal de Texas ponchó un bote inflable con una navaja cuando se acercaba a la orilla.

Algunas noches, los pastores de una iglesia local esperan para ayudar a los migrantes a bajar de los botes, agarran a los niños pequeños y los colocan con cuidado en rocas planas donde no pueden caer al agua. Otras noches, los migrantes que desembarcan están rodeados de fotógrafos de prensa y equipos de televisión.

Los grupos de migrantes varían, aunque casi todos son familias jóvenes o adolescentes hombres sin acompañantes. La mayoría desembarca rápidamente sin hacer ruido y se detiene brevemente para enviar un mensaje de texto a los miembros de su familia para avisarles que lo lograron. 

Se arrancan las pulseras de plástico que los contrabandistas les ponen en las muñecas para certificar el pago. Otros se arrodillan para orar y agradecer por el final seguro de su viaje. Luego, caminan casi un kilómetro y medio por un camino sinuoso hasta la carretera principal, donde los agentes de la Patrulla Fronteriza los esperan.

PROCESAMIENTO PASTOR ARMADO LOS RECOGE

La mayoría de las noches, Luis Silva, un pastor del Bethel Mission Outreach Center, que lleva una pistola en el cinturón, recoge a los migrantes y los escolta hasta los agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes han establecido un área de procesamiento improvisada en un vecindario indefinido cerca de la cima de una colina. Allí los migrantes se entregan. Con frecuencia hay cientos de personas cada noche cruzando el tramo estrecho del río, y procesarlos toma la mayor parte de la noche.

Los menores sin acompañante y los hombres solteros son separados de los grupos de familias. Es probable que los solteros sean deportados de inmediato; en la mayoría de los casos, los menores sin acompañante tendrán permitido quedarse.


Con frecuencia hay cientos de personas cada noche cruzando el tramo estrecho del río.