Colores del arcoíris pintaron las calles de la Ciudad de México
México.- Paseo de la Reforma, una de las avenidas más populares de la Ciudad de México, estuvo de gala este sábado al recibir a miles de personas con los siete colores del arcoíris.Desde antes del mediodía comenzaron a llegar niños, jóvenes y adultos. Algunos arribaron solos, otros con amigos o familiares y unos cuantos con sus mascotas, pero todos portaban, de alguna u otra forma, el símbolo del orgullo: la bandera del arcoíris.Quienes salían de las calles aledañas fueron recibidos con un espectáculo musical al pie de la columna del Ángel de la Independencia y otros tantos ya comenzaban a alzar sus carteles: “Hemos avanzado, pero todavía falta mucho por hacer”.Esa era la consigna de Jorge Valle, un joven que viajó desde Querétaro para unirse por primera vez a este movimiento de lucha, resistencia y fiesta por la edición 39 de la Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México.Señaló que parte del colectivo permanece invisible porque persiste intolerancia y desigualdad en la sociedad. “El principal obstáculo ha sido la falta de información, de ahí que la homofobia siga presente”, opinó.Muy emocionada, minutos antes de comenzar el recorrido con carros alegóricos, una joven subió a los hombros de su amigo para gritar: “Amor es amor; todos debemos tener los mismos derechos”.Mientras tanto, sobre el templete, Alhelí Ordoñez, abogada y activista, dio un pronunciamiento a nombre del colectivo lésbico-gay y llamó a hacer memoria de quienes han pisado Paseo de la Reforma y luchado por sus derechos.Pidió tomar esta avenida para celebrar “que estamos vivos y que nuestro movimiento llegó para quedarse, y avancemos con un paso firme hacia delante y por nuestros derechos”.En ese tenor, convocó a recorrer las calles para invitar a aquellos que no lo han hecho por un miedo legítimo y “decirles: allá afuera que no están solos y el movimiento LGBTTTI es cada vez más fuerte y no se detendrá jamás”.Así inició la marcha, cuya celebración se remonta al 28 de junio de 1969, cuando en el bar Stonewall Inn de Nueva York, Estados Unidos, hubo una redada policiaca durante la madrugada y, debido a esto, el colectivo gay respondió con una serie de manifestaciones espontáneas que derivaron en incidentes violentos.En la historia del movimiento homosexual en Estados Unidos, este episodio señala el momento en que la comunidad comenzó a luchar contra un sistema, legal, policial y social que les perseguía.El contingente avanzó en compañía de los embajadores de Estados Unidos, Roberta Jacobson; Canadá, Pierre Alarie; e Inglaterra, Duncan Taylor. Aunque iban juntos y contentos, ninguno quiso dar alguno pronunciamiento al respecto y sólo caminaron hasta antes de Insurgentes.A unos pasos, unos jóvenes provenientes de Monterrey, Nuevo León, algunos con diminutos atuendos, consignaban al unisono: “Juntos podemos hacer la diferencia, juntos vamos a escribir la historia”.Nadie se escapó de esta fiesta que gana cada vez más fuerza y popularidad para instar a la tolerancia y la igualdad. Incluso algunos perros y caballos portaron orgullosos la bandera de la diversidad.En el trayecto, el secretario de Desarrollo Social de la Ciudad de México, José Ramón Amieva, exhortó a no retroceder en ninguno de los derechos que se han obtenido para este sector de la población, y sustuvo que la capital mexicana y la marcha deben ser reflejo para otras entidades del país.“Necesitamos alcanzar el mismo nivel de derechos en todo el país”, subrayó el funcionario local al señalar que el término tolerancia debe cambiar por el de inclusión.Una bandera de unos 20 metros de largo era sostenida por varios jóvenes. Ellos esperaban que nadie estuviera al frente para impulsarse y correr por Avenida Juárez, donde también se instaló un templete para animar a los participantes.Habían pasado al menos dos horas y mascotas, bicicletas y carritos de antojitos mexicanos y otros para calmar la sed ya se habían incorporado a la celebración del orgullo.Todos pugnaban por sus derechos y, al mismo tiempo, tomaban las calles como pasarela porque era la ocasión para lucir sus trajes coloridos. Mientras caminaba frente a Bellas Artes, Mitzari Toledo acaparó lentes de cámaras fotográficas y celulares.A sus 21 años, ella viajó en representación de sus compañeras Muxes y vestía un traje típico del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. “Es un orgullo pórtalo”, enfatizó mientras seguía el recorrido.“Vengo a sumarme a este movimiento para exigir tolerancia, respeto y menos discriminación”, acotó sin dejar de ondear su vestido negro que con las flores de colores bordadas y un olan blanco que apenas dejaba al descubierto sus zapatillas plateadas.En tanto, la presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, Jacqueline L’Hoist Tapia, recordó que el apoyo de las familias es fundamental para “crecer en un ambiente amado, sano y protegido”.Aseguró que la diversidad sexual e identidad de género dejo de ser la primera causa de discriminación en la capital mexicana, al pasar al tercer lugar de las quejas que recibe este organismo.En lo que van del año han sido recibas más de 600 querellas, de las cuales 11 corresponde a las personas de la diversidad sexual y todas son contra particulares.Sin embargo, las conductas de exclusión y discriminación persisten en los centros de trabajo, cuando las personas de la comunidad diversa buscan ingresar o cuando “salen del clóset”.Más atrás, algunas organizaciones repartían condones y otras invitaban a realizarse pruebas de VIH, mientras que otros tres módulos del gobierno local, ubicados a lo largo del recorrido, llamaron a realizar su cambio de identidad de género y obtener el acta de nacimiento sin costo.El primer contingente llegó tres horas después al Zócalo capitalino, donde ya lo esperaba otro espectáculo musical sobre la avenida Pino Suarez, pues desde hace unas semanas está cerrado el primer cuadro por las obras de remodelación.