MADRID
Claudia Sheinbaum ocupa la portada y el perfil de la edición de El País Semanal de este domingo, en la que se le presenta como “la gran baza de la izquierda de su país” y por su “apuesta por continuar la transformación de México iniciada con (Andrés Manuel) López Obrador , a quien admira. Muchos la ven como la futura presidenta”.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México deja entrever su sintonía con el presidente, con quien no difiere casi en ningún tema, política o decisiones.
Aunque, por ejemplo, él se resista a usar el cubrebocas, que ella lleva todo el tiempo, ella suele ser cautelosa en sus respuesta. “Llevamos tantos años de lucha juntos que un cubrebocas no nos va a dividir, sencillamente yo pensaba de esa manera y así lo dije, pero tampoco critico la otra”, dice.
-Y nunca discuten –pregunta el reportero de El País.
-No se lo voy a decir, porque esa sería la nota –responde entre risas.
En otro tema donde se lee su explicación que justifica las críticas que López Obrador ha lanzado al movimiento feminista. Y como ella, como jefa de Gobierno, ha tenido que lidiar con la contención de las marchas, el cerco protector a los monumentos históricos y el vallado al Palacio Nacional. “No estoy de acuerdo con que, como la mujer ha sufrido violencia, tenga derecho a violentar”.
Señala: Yo no entiendo esa idea de destrucción asociada al movimiento feminista. No estoy de acuerdo con quien dice que, como las mujeres hemos sufrido violencia, tenemos derecho a violentar: Hubo manifestaciones feministas que quemaron librerías, para mí eso es fascismo. No tiene nada que ver con el feminismo. Entiendo que hay un hartazgo vinculado a la violencia contra las mujeres y que particularmente se manifiesta en las jóvenes, pero esta otra parte de la violencia… hay mujeres feministas que están en contra de las mujeres transgénero porque no nacieron mujeres. O esta cosa de que como eres hombre, te voy a quemar cuando pasas por la manifestación. Yo creo que las manifestaciones deben ser pacíficas, convences a más gente cuando eres pacífico que con estos actos violentos”.
Sheinbaum explica que por su función como jefa de gobierno de preservar los monumentos históricos no deja de ser feminista.
Y sobre las críticas del presidente al movimiento, señala, que él es “un hombre profundamente feminista”, porque la mitad de su gabinete es encabezado por mujeres.
Considera que en su proyecto de nación, no se pueden aislar los movimientos, como el feminista, el ambientalista o el movimiento animalista, no se va a la “transformación profunda” para combatir la pobreza, ni la desigualdad, ni la corrupción ni el régimen de privilegios que hizo que este país se convirtiera en uno de los más desiguales. Esa es la parte donde yo entiendo al presidente cuando dice `Nosotros estamos luchando por un gran movimiento de transformación de México´, y yo digo que en ese movimiento, si no están incluidas las mujeres, no es movimiento de transformación”.
La jefa de gobierno de la Ciudad de México muestra su otra cara en esta pieza escrita por Javier Lafuente, en la que se deja ver bromista frente a la idea preconcebida de su personalidad de que es una “mujer aparentemente fría, desconfiada, de rictus enojoso”.
La política de 59 años, licenciada en Física y doctorado en Ingeniería Ambiental, forma parte de un grupo de alcaldesas y exalcaldesas de grandes ciudades del mundo, como Anne Hidalgo (París), Ada Colau (Barcelona), Manuela Carmena (Madrid) o Claudia López (Bogotá).
Recuerda que a los 12 años se sintió orgullosa cuando, en abril de 1975, se anunció el fin de la guerra de Vietnam, contra la cual ella había protestado en la escuela unos meses antes.
En la entrevista y recorrido que el diario español hace con Sheinbaum, ella disfruta hablando de su militancia en la izquierda, a la “hueva” que le dan las estructuras partidistas y en que se define como universitaria, investigadora, científica y “gobernante obsesiva”, que puede empezar a dar instrucciones a su equipo a las 5 de la mañana
También relata que le sorprendió cuando llegó al gobierno capitalino que se había perdido esa “mística de trabajo” que ella vivió en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador por la jefatura del gobierno capitalino, es decir, critica sin nombrarlo, a su oponente Marcelo Ebrard y al sucesor de éste, Miguel Ángel Mancera.
En el perfil se destaca que la política de Morena ha sido cuestionada por su aparente frialdad frente a ciertos acontecimientos, como el colapso de un tramo de la línea 12 del metro, que provocó 22 muertos, o las dificultades que padecían los capitalinos en los servicios de salud durante la pandemia, y hace hincapié en sus acciones para resolver ambos casos, pero sin muchos focos mediáticos.
Y ella explica que no lo había difundido tanto porque “me preocupa el trabajo, no la imagen. Yo sé que hice lo que tenía que hacer”.
Esto a pesar de que sus colaboradores le piden que difunda más sus políticas y decisiones, ante futuras aventuras políticas.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México cree que la carta de López Obrador al rey Felipe VI por los agravios de la conquista, “deja la semilla de la discusión y del debate, eso es muy bueno”, y considera que eso mismo debería ocurrir en España, porque no hacerlo priva de reconstruir una historia donde también se vea la riqueza de los pueblos indígenas originarios.
También, sobre la decisión de su administración por mover la estatua de Colón del Paseo de la Reforma, Sheinbaum señala que los monumentos, los nombres de las calles, tiene que ver “con la concepción de la ciudad”. Dice que se cambió el nombre de Puente de Alvarado, porque Alvarado fue “responsable del genocidio del Templo Mayor”, y se puso el de Calzada México-Tenochtitlán.
El periodista le pregunta si México está preparado para tener una mujer presidenta, a lo que la jefa de gobierno responde, “perdón, pero es como si cuestionamos que México esté hoy preparado para tener un presidente joven o uno viejo. Yo creo que se trata de aquello que representas, ¿no?”.