‘Catrinas’: entre la curiosidad y el miedo; vivas o en piñatas son la sensación

El Día de Difuntos es una tradición del folclore mexicano que data de la época prehispánica

En la víspera de conmemorarse el Día de Difuntos, se ha generado una sensación en la comunidad fronteriza con la demanda de piñatas de “Catrinas” que fueron inmortalizadas por Guadalupe Posadas.

En Piñatería “Ramírez” ubicada en la Calle Bravo en la Zona Centro, se levantan múltiples pedidos de clientes que solicitan sus piñatas de catrinas para ser compartidas durante la festividad de Muertos.

El Día de Difuntos es una tradición del folclore mexicano que data de la época prehispánica.

Dalton Javier Ramírez, propietario de Piñatería “Ramírez”, expresa a EL MAÑANA que en los últimos días las piñatas dedicadas a Catrinas se han vuelto la sensación, entre los clientes.

Las catrinas y calaveras que se exhiben en la Plaza Principal en estos días son autoría de Piñatería “Ramírez” que por primera ocasión realizan una exhibición de sus trabajos en este espacio de recreación y paseo familiar.

Anunció que como es una costumbre será alzado un Altar de Muertos en el exterior del negocio dedicado a recordar a las víctimas por Covid 19 en Reynosa.

Por lo que extendió una atenta invitación a la comunidad a visitar la piñatería y conocer la colección de Catrinas y también las piñatas del terror y principalmente el altar de difuntos.

CATRINA ‘CUERUDA’

Una hermosa “catrina” ataviada a la usanza “cueruda” y con un largo vestido que tiene estampado el escudo de Tamaulipas, ronda los caminos de Reynosa, despertando interés y curiosidad y también miedo a la vez entre aquellos que tienen la suerte o desfortuna de encontrarla.

Ella fue vista caminando y vagando por los terrenos del Parque Cultural, en donde efectuó un paseo sola, buscando entre los aventurados que como ella también visitaron el espacio de recreación familiar.

La “catrina” luce su largo vestido con el escudo tamaulipeco estampado, sus brazos exhiben los huesos que alguna vez cubiertos de carne fueron frágiles, esbeltos y abrazaron tantas ocasiones, hoy no hay nada en ellos.

Sus ojos asemejan a cuencas vacías sin vida- aparentemente- pero brilla con una intensidad que ciega, aun así, es hermosa y atractiva.

La dama sigue su camino sin destino aparente, se pierde entre las personas que caminan de aquí para allá, pero que irremediablemente cada paso los acerca más y más a su destino.

 


Una tradición que se mantiene vigente y que data de la época prehispánica.