A siete meses de iniciado el 2021, la clase trabajadora ha perdido el 30 por ciento de su poder adquisitivo a raíz de la irrefrenable carestía de productos básicos, semi básicos y servicios.
“Los precios de los alimentos siguen aumentando sin que autoridad alguna les ponga un hasta aquí ante la impotencia de las familias obreras que son las que más sufren las consecuencias de una política errónea en materia económica”, dijo Juan Salvador Portillo, secretario de Organización de la FTR.
Todo sube de precio, lo mismo la tortilla de maíz o maseca que la carne de pollo, res y puerco, huevo pero también la leche, frijol, arroz, frutas y verduras como son tomate, aguacate y otros más.
Así como la federación fijó precios máximos al gas doméstico, así también debiera hacer lo mismo con los comestibles por los que cada vez la gente paga más dinero.
Hay dependencias como la PROFECO u ODECO como le llaman desde que comenzó el sexenio federal, pero no se ve que hagan algo por meter en cintura a comerciantes que venden sus productos a como les viene en gana.
La misma medida que se aplicó al gas LP, también debiera aplicarse a los precios de las gasolinas pues estas se encarecen con frecuencia, pero nadie interviene, nadie pone freno y son los automovilistas en general los que pagan por actitudes apáticas de las autoridades que debieran actuar con energía en este y en otros casos en que se ve lesionada la economía de los trabajadores y demás, puntualizó Portillo Martínez, de la Federación de Trabajadores en Reynosa.