Monterrey, N.L.
Cuando el Covid-19 comenzaba a propagarse por el mundo, las capillas funerarias tuvieron que transformar por completo los servicios que siempre habían ofrecido, con el objetivo de prevenir más contagios.
Las velaciones en donde se reunía toda la familia, las misas de cuerpo presente en los oratorios y las tradicionales ceremonias durante la sepultura quedaron fuera de las opciones para despedir al ser querido que fallece.
Desde que el coronavirus llegó a Nuevo León, las capillas piden a los familiares elegir entre la incineración o la inhumación directa. Les solicitan no realizar el velatorio para evitar aglomeraciones en espacios cerrados.
“Buscamos que todos (los servicios) sean cremaciones directas o inhumaciones directas, para evitar la propagación de contagios del virus”, señala Agustín Figueroa, coordinador de logística en Capillas Valle de la Paz.
Si los familiares optan por la inhumación, el ingreso al cementerio es limitado a máximo 20 personas, quienes deben tomarse la temperatura antes de entrar, usar cubrebocas y mantener la distancia social.
Aunque las capillas permiten a los dolientes decidir el servicio que prefieran, si se trata de muerte por coronavirus, se les sugiere la cremación directa.
Cuando una persona fallece por esta enfermedad, el personal de la funeraria ingresa al hospital con el equipo de protección y hace el rescate con todas las medidas sanitarias. El cuerpo se cubre con bolsas plásticas, se coloca en el féretro y éste ya no se abre.
“Nosotros buscamos ir un poquito más allá”, dice Figueroa, “lo que hacemos es emplayar todo el ataúd y se va directamente al panteón”.
...Y LAS VELACIONES
Si los seres queridos eligen llevar a cabo una velación, deben apegarse a los lineamientos sanitarios: Debe durar máximo cuatro horas, con grupos de máximo 20 personas y el ataúd cerrado. Ciertos lugares prohíben la entrada a niños y adultos mayores.
“Entre más horas pasan, más riesgo tienen de un posible contagio, porque es imposible que no se puedan abrazar las familias ante la pérdida de un ser querido”, indica Guadalupe García, directora general de Jardines de Juan Pablo.
Como parte de las medidas sanitarias, se toma la temperatura previo a ingresar, se exige el uso de cubrebocas, de gel antibacterial, de distanciamiento físico y se desinfectan los espacios de forma continua.
Algunas funerarias transmiten las misas en vivo, a través de Facebook, para que familiares y amistades que no pueden estar en el oratorio, se unan a distancia.
“Nosotros nos hemos tenido que adaptar a las nuevas modalidades que nos rige (Secretaría de Salud), a que una velación tenga poca afluencia de personas, ya que no podemos meter mucha gente por los riesgos de contagio”, dice Figueroa.
“Es complicado porque todavía hay personas que quieren tener mucha familia en su velación y realmente no se puede, se tiene que tener poca familia”.
Aunque existe la posibilidad de velar al ser querido, la mayoría prefiere el servicio de cremación directa, apunta el vocero de Capillas Valle de la Paz. En estos meses, ellos han percibido un incremento del 20 por ciento en las incineraciones.
Para apoyar a las familias en estos momentos difíciles, buscan dirigirlas a los centros de tanatología.
“El mayor reto es darle a la familia la tranquilidad, de poder brindarle con mayor dignidad un servicio funerario, a pesar de todas las circunstancias que conllevan a la reducción de horas, al no poder ver a su ser querido”, expresa García.