El Estado de California, el mayor mercado automovilístico de Estados Unidos, prohibirá los coches de gasolina a partir de 2035. La medida es la más ambiciosa de una serie de objetivos fijados en una orden ejecutiva presentada este miércoles por el gobernador, Gavin Newsom. La meta es la más ambiciosa hasta ahora en el país, y está en línea con lo aprobado por algunos Gobiernos europeos. La decisión pone las bases para un nuevo enfrentamiento con la Administración Trump, que lleva años litigando para sabotear las políticas de reducción de emisiones de California.
La iniciativa llega en medio de lo que Newsom ha llamado “una maldita emergencia climática”, con un récord de hectáreas quemadas por los incendios no solo en California, sino en toda la costa Oeste. El Estado ya tenía los objetivos de reducción de emisiones de gases más ambiciosos del país (hay una ley que obliga a que el 100% de la electricidad provenga de fuentes renovables en 2045), pero Newsom ha considerado que la situación requiere acelerar los plazos lo más posible. Los incendios, de un tamaño y velocidad nunca vistos en un estado acostumbrado a ellos, han quemado 1,3 millones de hectáreas en lo que va de año.
La orden del gobernador marca un objetivo, no lo regula. Lo que hace es ordenar a la autoridad medioambiental del Estado (CARB, por sus siglas en inglés) a elaborar la regulación que lleve a ese objetivo. Todos los coches y vehículos de pasajeros que se vendan en California en 2035 tendrán que ser de cero emisiones. El mandato incluye que los camiones de carga también sean de cero emisiones en 2045, pero como recomendación.
La brutal temporada de incendios ha colocado el cambio climático entre los temas más espinosos de la campaña electoral, ya que la Administración de Donald Trump es oficialmente escéptica sobre este asunto, cuando no directamente negacionista. California, con históricos problemas de calidad del aire por la cultura del uso masivo del coche, tiene permiso desde hace medio siglo para fijar objetivos de reducción de emisiones más estrictos que los federales. Eso obliga a los fabricantes a adaptarse a lo que diga este Estado (otros 15 siguen sus directrices) a la hora de diseñar sus vehículos. California supone el 11% de todas las ventas de coches en Estados Unidos.
El Gobierno de Trump eliminó por decreto la autoridad de California para fijar sus propios límites de emisiones. El asunto está pendiente en los tribunales. Preguntada una portavoz de la Casa Blanca el miércoles por la decisión sobre los coches, dijo que era “un ejemplo de lo extrema que se ha vuelto la izquierda” y que el presidente Trump “no va a permitirlo”. La decisión también fue criticada por representantes de la industria del automóvil y de las petroleras.
Según las cifras de la autoridad medioambiental californiana, el sector del transporte es responsable de la mitad de la contaminación de dióxido de carbono del Estado. La oficina del gobernador calcula que la medida contribuirá a reducir un 35% las emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente, los coches eléctricos suponen el 8% de las ventas en California.