El pequeño país de 800.000 habitantes, situado entre China y la India, empezó a distribuir las segundas dosis el 20 de julio en una campaña masiva que UNICEF califica de “probablemente la campaña de vacunación más rápida que se haya realizado durante una pandemia”.
En abril, el gobierno de Bután anunció que había inoculado a la misma proporción de su población adulta menos de dos semanas después de que llegaron 550.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca desde la India.
Pero el país sufrió escasez durante meses debido a que la India, un proveedor principal de la vacuna de AstraZeneca, dejó de exportarla para satisfacer la creciente demanda interna.
Bután pudo reanudar su campaña la semana pasada cuando arribaron un millón de dosis de la vacuna de Moderna desde Estados Unidos donadas por el programa COVAX, una iniciativa para suministrar vacunas a los países independientemente de su riqueza.
COVAX envió unas 5.000 dosis de la Pfizer, y en las últimas dos semanas llegaron más de 400.000 dosis de la AstraZeneca desde Dinamarca, Croacia y Bulgaria.
“Nuestro objetivo es alcanzar la inmunidad de rebaño en nuestra población en el menor tiempo posible para evitar una gran crisis de salud pública”, dijo el ministro de Salud, Dechen Wangmo, a The Associated Press.