WASHINGTON.
Estados Unidos depende excesivamente de los productos y servicios chinos, incluyendo cubrabocas, batas médicas y otro equipo de protección personal diseñado para frenar la propagación del coronavirus, declaró el secretario de Justicia William Barr el jueves.
Barr denunció además que hackers vinculados al gobierno chino están acechando a universidades y empresas estadounidenses a fin de robar datos relacionados con el desarrollo de vacunas, presentando tal acusación contra Beijing apenas horas después de que otras agencias de Occidente presentaron reclamos similares contra Rusia.
El discurso de Barr en el Museo presidencial Gerald R. Ford en Grand Rapids, Michigan, forma parte de una intensa campaña lanzada por el gobierno de Donald Trump contra China. Trump trata de evadir las críticas sobre su manejo de la crisis del coronavirus y su devastador impacto económico, y culpar a Beijing. Al mismo tiempo, acusa a su rival demócrata Joe Biden de ser demasiado dócil ante China.
“La República Popular China está actualmente abocada en un bombardeo económico —una campaña agresiva, orquestada y que involucra todos los niveles de gobierno (de hecho, de la sociedad) para apoderarse del puesto de mando de la economía global y superar a Estados Unidos como la preeminente superpotencia mundial”, declaró Barr.
En las últimas semanas, funcionarios del gobierno estadounidense han incrementado su retórica sobre el presunto espionaje económico de China. Como ejemplo, el asesor de seguridad nacional Robert O’Brien escribió un artículo en el diario The New York Post y el director del FBI, Chris Wray, emitió un discurso la semana pasada en que acusó a China de tratar de robar investigaciones e innovaciones científicas estadounidenses. Aseveró que le FBI lanza una investigación de contraespionaje relacionada con China cada 10 horas.
El discurso de Barr constituye una amplia condena contra lo que calificó de tácticas de China para obtener una supremacía mundial en el siglo XXI y presionar a las grandes corporaciones estadounidenses para que apliquen políticas favorables al régimen comunista. Advirtió que los líderes empresariales de Estados Unidos podrían estar violando normas federales contra la influencia política indebida si no divulgan sus contactos con Beijing, y que las universidades que obtienen fondos del gobierno de China podrían inadvertidamente perder el control de sus investigaciones académicas.
Hollywood también ha caído bajo la influencia china, denunció Barr, quien acusó a algunos cineastas de cometer autocensura alineados con la propaganda de China.
“La globalización no siempre apunta en dirección de mayores libertades. Un mundo que marche al ritmo de los tambores de la China comunista no será conducente a instituciones que dependen de mercados libres, comercio libre y el libre intercambio de ideas”, expresó el secretario de justicia.