La organización hizo un llamado a Adán Peña Fuentes, titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), para resguardar las Áreas Naturales Protegidas (ANP), como es el caso de Bahía de Loreto, Baja California Sur, donde los cetáceos llegan entre febrero y marzo, junto con otras 29 especies de mamíferos marinos.
“El cuidado de las ballenas no sólo pasa por impedir su caza, sino por proteger el hábitat marino que visitan en nuestro país, por eso, fortalecer las ANP de México es clave. Cuidar el medio ambiente es también defender ingresos, empleos y la forma de vida de las personas que dependen de proporcionar servicios de turismo responsable para el avistamiento de ballenas. Regular la pesca en las ANP es fundamental, pero actualmente no conocemos cuánto se pesca en ellas”, explicó Miguel Rivas, director de santuarios marinos en Oceana.
En 2021, Oceana publicó una evaluación de las 39 ANP marinas en México –entre ellas Cabo Pulmo, el Arrecife Alacranes, el Delta del Río Colorado, los Arrecifes de Sian Ka’an, las Bahías de Huatulco, Los Petenes, las Islas Marías y el Sistema Arrecifal Veracruzano– y las conclusiones no fueron alentadoras: “El actual sistema de ANP ha demostrado no ser eficiente en la conservación de hábitats de importancia crítica para la vida marina como lo son los manglares y más aún en el caso de los arrecifes”.
Atún, mero y huachinango en peligro
A finales de enero, Oceana presentó un amparo contra la omisión del Congreso de la Unión, pues no se ha generado una ley que asegure la salud de los recursos marinos y restaure las especies sobreexplotadas, como el atún, mero y huachinango, entre otras.
“Por años el sector pesquero ha sido olvidado por el Congreso y el Ejecutivo Federal. 43 por ciento de las especies pesqueras se encuentran en malas condiciones o en riesgo de colapsar”, advierten.
La Carta Nacional Pesquera (CNP) documenta la extracción de al menos 735 especies, cuyas fichas informativas deben ser actualizadas cada año por el Instituto Nacional de la Pesca (Inapesca); sin embargo, la CNP sólo ha sido actualizada cinco veces desde que se publicó por primera vez en el año 2000.
“La actual Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables favorece la pesca por volumen, por encima del bienestar de las y los pescadores. Así, olvida la protección del medio ambiente, y la restauración de la abundancia de los recursos marinos”, explican.
Al no existir una ley que proteja los oceanos, alrededor de 300 mil pescadores artesanales se encuentran en el úmbral del riesgo laboral, empobrecimiento e inseguridad alimentaria.
“De continuar así, estamos en la antesala de la desertificación de los océanos y la pérdida del modo de vida y sustento de las y los pescadores”, concluyen.