Fuerzas de seguridad sudanesas abrieron fuego con munición de guerra y rociaron gas lacrimógeno el sábado para dispersar a manifestantes que denunciaban el cada vez mayor control del ejército sobre el país, matando al menos a cinco personas y dejando a varias más heridas, según activistas.
La violencia sucedió cuando miles de manifestantes por la democracia salieron una vez más a las calles de Sudán para denunciar el golpe militar del mes pasado. El golpe suscitó las críticas de la comunidad internacional y protestas multitudinarias en las calles de la capital, Jartum, y en otras partes del país.
Las fuerzas de seguridad rociaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes en varias ubicaciones. Al menos cinco manifestantes murieron, ciatro baleados y uno alcanzado por una granada de gas en Jartum y su ciudad gemela Omdurman, según el Comité de Médicos de Sudán. Varios más resultaron heridos, incluso debido a impactos de bala, agregó.
Las manifestaciones fueron convocadas por el movimiento por la democracia en respuesta al líder del alzamiento, general Abdel-Fattah Burhan, quien el jueves se autoproclamó presidente del Consejo Soberano, el órgano de gobierno provisional del país. El hecho provocó el malestar de Estados Unidos y otros países que habían instado a los generales a dar marcha atrás.
El ejército sudanés tomó el poder el 25 de octubre, disolvió el gobierno de transición y arrestó a docenas de funcionarios y políticos. La sublevación alteró la frágil transición del país hacia un gobierno democrático más de dos años después de la revuelta popular que forzó la renuncia del líder autócrata Omar al-Bashir y de su gobierno islamista.
Las protestas del sábado fueron convocadas por la Asociación de Profesionales Sudaneses y los llamados Comités de Resistencia. Ambos grupos impulsaron las protestas contra al-Bashir en abril de 2019. Otros partidos y movimientos políticos se sumaron a la convocatoria. El Comité de Médicos de Sudán también es parte del movimiento prodemocracia.