Regional.- Por cuestiones multifactoriales, los rendimientos de maíz en la comarca ribereña, se desplomarán esta temporada, de manera muy significativa, pues de acuerdo al reporte de algunos centros de acopio y de los mismos agricultores, las producciones distarán mucho de ser las mismas que el año pasado.
Si bien es cierto que todavía existe una amplia superficie por cosecharse, no se prevé que haya cambios muy favorables en los rendimientos de los maíces amarillos, que a diferencia de temporadas anteriores, este año, se desarrollaron bajo climas adversos.
Los elementos, fueron multifactoriales, las condiciones naturales, confluyeron para que los sembradíos no rindieran lo que se esperaba, y eso generó la caída en la producción de los maíces, aseguró el jefe del distrito de riego número 26 del bajo río San Juan, Armando Silva Escobedo.
Todavía no se puede decir a ciencia cierta, los porcentajes en el desplome de los rendimientos de las cosechas, comparados con el año pasado, pero hasta el momento se han visto bajas del 20, incluso hasta del 25 por ciento, pero esos son cifras o números preliminares, sin embargo, es un hecho, que el panorama es sombrío.
El ingeniero Silva Escobedo, recordó que durante el desarrollo los cultivos, se registraron diversas vicisitudes que fueron minando la evolución óptima de los sembradíos, problemas totalmente ajenos a la mano de los productores, mismos que nada pudieron hacer para mejorar las condiciones.
Los problemas fueron multifactoriales, pero todos tuvieron que ver con el clima, pues se mismo se registraron escarchas durante el invierno, como granizadas, vientos huracanados y altas temperaturas, que necesariamente influyeron para que los sembradíos no tuvieran los rendimientos deseados.
PÉRDIDAS TOTALES
Incluso, en algunos casos, las pérdidas fueron totales, principalmente en el caso de algunas superficies que fueron destrozadas por el granizo.
Pero además, también hubo pérdidas parciales por el mismo granizo, por vientos huracanados y baja en los rendimientos por las bajas temperaturas o en contraste por el clima muy cálido, mientras los sembradíos estaban en plena floración.
Y aún cuándo ya se tenían contabilizada la parte afectada por el granizo y los vientos, antes de iniciar las trillas, la mayoría de los hombres del campo, esperaban cosechas igual o mejores que el año pasado, lo que no ocurrió, al menos en la mayoría de los casos.
La decepción ha calado hondo, entre los maiceros, que son la mayoría, pues nunca esperaron rendimientos tan bajos, como los que se han tenido, y los que seguramente se registrarán, pues las trillas continúan en su apogeo.
Recordó el funcionario de la Conagua, que el año pasado, la producción media del maíz en la comarca ribereña, fue de 7.5 toneladas por hectárea, que es un rendimiento muy bueno, y que los hombres del campo, esperaban para ésta temporada, resultados similares, incluso mejores.
Lamentablemente, cuando iniciaron las trillas, se percataron que los maíces no estaban rindiendo, que las tolvas de las máquinas, no se llenaban tan pronto como el año pasado, y que el panorama no pintaba nada bien.
De acuerdo a los reportes de las organizaciones agrícolas de la región, hasta ahora, los rendimientos medios han sido de 5.7 toneladas por hectárea, es decir, casi dos toneladas por hectárea menos que el año pasado, lo que refleja la desesperación y el desánimo que impera en el campo regional.
Es cierto que algunos agricultores mantuvieron, o mejoraron sus rendimientos del año pasado, pero sólo se trata de un porcentaje menor, pues en la mayoría de los casos, las producciones bajaron ligera, regular o significativamente.
Por desgracia, en muchos casos, el agricultor no alcanzará a pagar ni siquiera los costos de producción, como pueden ser los que sufrieron siniestros totales o aquellos maiceros que no cosecharon ni 5 toneladas por hectárea.
NI PARA LOS CRÉDITOS
Se sabe de algunos casos, en que el agricultor no alcanzó a cosechar ni siquiera 4.5 toneladas por hectárea, es decir que ni siquiera podrán pagar sus créditos de avío, mucho menos a cubrir los costos de inversión, lo que les generará una grave crisis financiera.
Todavía existe una superficie importante por trillarse, pero la situación no es nada halagüeña, pues se supone que los maíces que fueron sembrados en las últimas fechas, fueron los más afectados por la onda de calor, lo que significa que sus producciones no serán las esperadas.
En éste penoso caso, todas las variedades de híbridos, resultaron afectadas por la adversidad natural, extraoficialmente se anticipa un grave problema económico para la comarca ribereña, pues la actividad agrícola, es la principal fuente de ingresos.
Ahora más que nunca, los hombres del campo necesitarán que el gobierno federal, aterrice cuanto antes los llamados apoyos a la comercialización de granos, pues con la simple venta de sus cosechas, muchos productores no tendrán capacidad económica ni siquiera para cubrir el pago de sus créditos, y eso les podría hacer caer en cartera vencida o pagar intereses moratorios, lo que resultaría muy lesivo para el futuro financiero de muchas familias de la zona, que dependen de la labranza de la tierra.