Cd. de México.- Ya pasó un mes y aún siente que el suelo se va a derrumbar, ante cualquier vibración de un vehículo pesado.
Marbella Paniagua, sobreviviente del colapso de la Línea 12 del Metro, explica cómo se sintió en ese momento, las secuelas con las que ha batallado y cómo se ha enfrentado a autoridades que, pese a que han cubierto todos sus gastos, también la han revictimizado.
"A veces siento que no fue real que fue una pesadilla, ya es un mes, y aún no logro asimilarlo", expresa.
La joven asegura que entiende que las autoridades deben cerciorarse que realmente estuvo en los vagones del tren que quedaron colgando, luego de que se cayera una trabe a la altura de la estación Olivos, pero considera que cuestionarlos por no verse tan heridos, no es correcto.
"Como fuimos muchas personas, a veces no nos creen y nos dicen 'tú no estuviste en el accidente, estás caminando bien', como que nos quieren ver en una cama de hospital, siento como que me denigran, quieren que llegue con golpes muy visibles.
"Hay muchas personas que salieron por su propio pie, que tenían golpes que no eran visibles. Y de repente llegar y que te digan que te ven bien y te cuestionan si estabas ahí, es frustrante, revictimizante", expresa.
La joven recuerda que el 3 de mayo abordó el tren, lo único inusual es que iba a una velocidad lenta, incluso, se quedó parado varios minutos entre Calle 11 y Periférico Oriente, la estación donde ella subió al penúltimo vagón, pasadas las 22:00 horas.
"Se suben las personas en Tezonco, el tren avanza y la verdad es que no pasó ni un minuto cuando se siente como se cimbra todo, se apagan las luces y se levanta una cortina de humo espesa, no me dejaba respirar.
"Sentía los pedazos de polvo que entraban, el vagón se desploma, y las personas, que venían de donde se cortó el vagón, venían cayendo hacia abajo y pasaban por encima de mis pies, era una bola humana, uno trató de agarrarse de mis pies, pero no pudo", recuerda.
En ese momento, con ayuda de algunos civiles, luchó por su vida para poder agarrarse de tubos y salir por un hoyo que hicieron otras personas en una de las puertas del vagón en el que quedó atrapada.
Ahora usa un corsé por un herida en la zona lumbar, el cual deberá tener durante tres meses, pero considera que el trauma psicológico durará aún más.
Agrega que, para ese proceso, lo que más le apremia es conocer respuestas.
"Que nos digan qué pasó, por qué pasó eso, por qué a una línea tan nueva le pasó eso, tenemos líneas de 50 años que no han tenido ese problema", cuestiona Marbella.