Lo que el agua se llevó...
Apenas corrían los primeros días posteriores al paso devastador del huracán “Hanna” por Reynosa y desde los diferentes órdenes de gobierno desfilaron los discursos y promesas de “ayuda incondicional” para las miles de familias damnificadas.
Se anunció la puesta en marcha de un censo evaluatorio de los daños materiales ocasionados para proceder a la liberación de los recursos económicos que permitieran restituir lo perdido por las lluvias. Pero nada cambió...
Hasta entonces legisladores y funcionarios cayeron en la cuenta que resultaría imposible la indemnización. Unas semanas antes se había decretado la extinción del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) y otros 400 fideicomisos federales.
La espera angustiosa para los damnificados inició y terminó pronto, cuando después del augurio de promesa, confirmaron que la ayuda no llegaría y por su cuenta ellos mismos –como en el pasado- emprendieron el lastimoso proceso de reconstruir lo perdido con “Hanna”. El huracán “Hanna” dejó a su paso por Reynosa el 26 de julio de 2020, una estela de daños materiales, 4 personas fallecidas, 15 mil 667 viviendas afectadas y al menos 62 mil 670 personas damnificadas, así como 1mil 800 personas desplazadas de sus hogares por daños severos por las lluvias. José Luis Godina Villanueva, exdelegado federal de Sedatu en Tamaulipas, declaró en aquel entonces a EL MAÑANA que se realizaría después del siniestro un recorrido por 53 colonias de Reynosa para elaborar el censo de registro de daños en las estructuras habitacionales.
Agregó que fueron establecidos tres niveles de compensación por daños: El Nivel Menor con una aportación directa de hasta 5 mil pesos, Daños Parciales con un monto limite por 30 mil pesos y el Daño Notorio Alto en Vivienda que comprometa la seguridad y permanencia con recursos hasta por 120 mil pesos.
Los recursos de indemnización ya fueron autorizados por la Secretaría de Hacienda, ahora solo resta definir la fecha específica y el procedimiento que se hará, teniendo como opción la entrega del recurso en efectivo directamente con los damnificados o bien mediante una tarjeta bancaria y depósito.