Los países de Latinoamérica que han comenzado a vacunar a niños y jóvenes sin haber antes alcanzado una alta tasa de inmunización entre los adultos y los sectores más vulnerables podrían estar dispersando sus esfuerzos, dijo el miércoles la Organización Panamericana de la Salud.
Si un país empieza a ofrecer vacunas para todos y no se concentra en grupos prioritarios, “podemos no estar utilizando las vacunas de la mejor manera”, advirtió el subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa.
“El problema en verdad no es la vacunación baja en los niños o la no vacunación en los niños. Es que no alcanzamos todavía la vacunación de los grupos vulnerables para terminar la mortalidad por COVID y vacunar a los adultos, a todos los adultos, para reducir la transmisión. Esa es la gran prioridad”, aseguró.
Los comentarios de Barbosa en una rueda de prensa virtual de la OPS tuvieron lugar en momentos en que numerosos países de la región han comenzado a inmunizar a los menores, aún cuando no han alcanzado elevadas tasas de vacunación entre los sectores prioritarios. La OPS, sin embargo, no detalló cuáles son esos países.
En Guatemala, donde según la OPS menos del 20% de la población está vacunada, se están inmunizando niños y adolescentes de entre 12 y 17 años. Entre otros de los países que han empezado a vacunar a niños están Argentina y Colombia, a mayores de tres años; Cuba, con sus propias dosis, a menores desde los dos años; Perú, desde los 15 años; El Salvador, a partir de los seis años, y Venezuela, a mayores de 12 años.
En Chile, donde el 89,9% de los mayores de 18 años están completamente vacunados, el 80,47% de los menores de 6 a 17 años ya cuenta con una primera dosis.
En Brasil, que aún no ha terminado de vacunar a los adultos, se está inoculando a adolescentes, aunque el gobierno federal se resistió en un principio por la muerte de un menor de 16 años. El tema llegó hasta la Corte Suprema y luego el gobierno nacional volvió a incluirlos en su plan.
En México, donde al menos 83% de los adultos han recibido una dosis, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios autorizó el uso de la vacuna Pfizer para mayores de 12 años desde junio, pero el plan nacional de vacunación sólo se aplica en la actualidad a partir de los 18 años. Las autoridades han señalado que esperan concluir la vacunación de los adultos para luego decidir si extienden el proceso a los menores. Varios centenares de padres han presentado desde agosto acciones de amparo para vacunar a sus hijos, pero no todos los jueces las han aprobado.
Con un puñado de excepciones entre las que aparecen República Dominicana y Belice, en toda la región de las Américas la pandemia ha mejorado y por octava semana consecutiva han disminuido los casos a poco más de 745.000 en los últimos siete días. Las muertes por COVID-19 registradas fueron 18.000.
La OPS ha atribuido la mejora a la implementación de medidas sanitarias y al incremento de la inmunización, a pesar de las desigualdades entre los países y de los obstáculos para acceder a las dosis.
En toda la región se han aplicado 1.200 millones de dosis y el 46% de la población de América Latina y el Caribe está completamente inmunizada.
A nivel país un puñado de naciones de la región ha inmunizado por completo a más del 70% de su población. La gran mayoría sólo ha vacunado en promedio a un 40% y aún hay países como Haití, Nicaragua y Guatemala que no han llegado siquiera al 20%.
Barbosa explicó que algunos países todavía no alcanzaron una cobertura elevada de entre 80% a 90% con las dos dosis de los mayores de 60 años, que son de los grupos prioritarios.
“Entonces, hasta completar esa vacunación, empezar a ofertar vacunas para adultos jóvenes, por ejemplo, puede dispersar los esfuerzos, perder la prioridad para aquellas personas que de verdad deberían vacunarse primero”, aseguró.
“Sólo después los países deberían considerar vacunar a los grupos jóvenes”, dijo el funcionario, tras explicar que por ahora no existen evidencias de que la vacunación de los estudiantes debería ser un requisito para abrir las escuelas.
La OPS ha instado a los países a priorizar la vacunación entre los ancianos, los trabajadores sanitarios y las personas con enfermedades, no sólo para protegerlos sino también para evitar un colapso de los sistemas de salud con casos severos de coronavirus.
Ha indicado además que las dosis de refuerzo deben ir a las personas inmunocomprometidas, como pacientes con cáncer, VIH y con trasplantes de órganos, y a los mayores de 60 años que se inocularon con las vacunas Sinovac o Sinopharm.