BERLÍN
Alemania está endureciendo poco a poco sus medidas de confinamiento, al menos por un tiempo limitado después de Navidad, ya que los nuevos contagios se resisten a bajar e incluso siguen creciendo, pese a la cuarentena parcial iniciada el 2 de noviembre.
El centro nacional de control de enfermedades, el Instituto Robert Koch, reportó 590 muertes relacionadas con el COVID-19 en las 24 horas previas, un aumento de más de 100 personas respecto al récord marcado la semana anterior. Se registraron 20.815 nuevos casos, frente a los 17.270 de una semana antes. Alemania, que tiene 83 millones de habitantes, ha identificado casi 1,22 millones de casos, incluidas 19.932 muertes en la pandemia.
“Estamos en una fase decisiva, quizá en la fase decisiva, de combatir la pandemia”, dijo Merkel el miércoles al parlamento. “Las cifras son demasiado altas”, añadió, describiendo como “muy alarmante” el creciente número de muertos y de pacientes que requieren cuidados intensivos.
Merkel ha respaldado de forma consistente las medidas firmes, pero a menudo ha tenido que operar con más lentitud porque en la descentralizada Alemania, los 16 gobiernos estatales tienen las competencias para imponer y levantar restricciones. La canciller y los gobernadores estatales se reúnen de forma periódica para coordinar las medidas.
Restaurantes, bares, centros deportivos y de ocio están cerrados, y los hoteles no admiten turistas, aunque las escuelas y los comercios no esenciales permanecen abiertos.
Alemania evitó en primavera el gran número de contagios y las sombrías cifras de muertos que sufrieron otros países europeos, y sigue teniendo una tasa de mortalidad mucho más baja que países como Gran Bretaña, Francia y España. Pero las cifras actuales no son alentadoras.
Merkel señaló a una recomendación el martes de una academia nacional de científicos y académicos de que los alemanes reduzcan sus contactos sociales a partir de la semana que viene, e instauró un “confinamiento duro” entre el 24 de diciembre y el 10 de enero.
“Haríamos bien en tomarnos en serio lo que nos dicen los científicos”, dijo.
Merkel pidió a los gobiernos regionales que considerasen cerrar las escuelas antes de Navidad y dijo que era “inaceptable” tener a la gente pasando de un puesto a otro de vino caliente especiado durante las vacaciones, dada la cifra diaria de muertos.
“Si tenemos demasiados contactos antes de Navidad y después de nuestra última Navidad con nuestros abuelos, entonces habremos sido negligentes”, dijo.
Algunos gobernadores estatales ya están imponiendo restricciones más duras. El estado oriental de Sajonia, el más afectado en este momento, cerrará escuelas y la mayoría de los comercios desde el lunes y hasta el 10 de enero. Su vecino del sur, Baviera, introdujo un toque de queda nocturno en sus zonas más afectadas y exigió más educación desde casa y controles fronterizos más estrictos.