El miedo y la inseguridad han llevado a las ciudades a vivir una privatización parcial de la seguridad, consideró Claudia Zamorano, profesora investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Advierten privatización de la seguridad
El miedo y la inseguridad han llevado a las ciudades a vivir una privatización parcial de la seguridad, consideró Claudia Zamorano, profesora investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Cd. de MéxicoAl presentar el estudio Privatización de la seguridad pública en metrópolis mexicanas, la especialista indicó que esta coproducción de la seguridad se refleja en el importante crecimiento de guardias y empresas privadas.Indicó que mientras en 1989 había apenas 210 empresas privadas de seguridad registradas, para 2014 la cifra creció a 3 mil 810, es decir, añadió, que anualmente se sumó a ese negocio un promedio de 151 compañías.Zamorano explicó que este fenómeno también se evidencia con número de agentes públicos y privados. De acuerdo con cifras oficiales, dijo, existen en el País 367 mil policías estatales y municipales y 450 mil guardias privados.Hay una privatización parcial de la seguridad pública, que son las acciones tomadas por la sociedad civil tanto en el campo de consumo como en el campo de la producción, para remediar el vacío que el Estado no ha cubierto en materia de seguridad.Con lo que hemos visto podemos hablar más finamente de una coproducción de la seguridad, entre agentes públicos y privados, que varía según los contextos, según los grupos, abundó Zamorano.La investigadora advirtió que la privatización parcial implica no solamente un boom de la seguridad privada, sino también zonas grises entre lo legal y lo ilegal; soluciones parciales y diferenciadas; y fragmentación del espacio urbano.Las acciones de estos agentes fluctúan entre cooperación, conflicto y traslape de competencias, contribuyen a desdibujar la frontera entre lo público y lo privado, y debilitan, a final de cuentas, el monopolio legítimo de la violencia del Estado, comentó.