Tenga cuidado con la enfermedad del beso
Si tiene pareja, ponga atención en síntomas como fatiga crónica, dolor en la garganta y fiebre moderada.
Alberto Villaseñor Sierra, investigador adscrito al Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del IMSS Jalisco, advirtió de la existencia de la "enfermedad del beso", o mononucleosis, que en ocasiones se confunde con la faringoamigdalitis.
Ésta se desarrolla lentamente como una infección de
, hay dolor localizado y fiebre, pero no muy elevada. En los episodios más agudos se pueden referir signos de síndrome de
.
El microorganismo causante de este mal, capaz de incubar durante seis semanas, es el epstein-barr, mismo que se estima afectará al 100 por ciento de la población en algún momento de la vida.
"El dato pilar es la fatiga (de semanas o meses): la gente se siente agotada aunque no presente fiebre", indicó.
"Otras manifestaciones clínicas son inflamación del hígado y del bazo, así como crecimiento de ganglios y amígdalas, al grado de que muchas veces se confunde con faringoamigdalitis. La vía de contagio es por fluidos buconasales".
De acuerdo con Villaseñor Sierra, el 50 por ciento de los niños menores de cinco años ya la presentaron, mientras que el otro 50 por ciento aparecerá en adolescentes y adultos jóvenes.
La mononucleosis sólo requiere un tratamiento sintomático similar al de las infecciones respiratorias: además de medicamento, evitar cambios bruscos de temperatura, guardar reposo, usar cubrebocas y abstenerse del contacto sexual —vaginal, anal y oral— para limitar el ciclo de transmisión, ya que los fluidos de estas partes del cuerpo también son vías de contagio.
El experto indicó que en raras circunstancias se da un estallamiento de bazo, debido a que dicho órgano se encarga de depurar glóbulos rojos en el organismo, y cuando se ve afectado por la mononucleosis proliferan tanto los linfocitos, que pueden hacerlo estallar.
La "enfermedad del beso" o mononucleosis fue descrita por primera vez en 1920, según el investigador del IMSS, Alberto Villaseñor.
No hacía referencia directa al contacto bucal entre una persona enferma y una sana, sino a la apariencia de las amígdalas durante el proceso infeccioso.
Éstas se hinchaban tanto, que parecían estar más cerca y "besarse" entre ellas; el término se fue distorsionando.